Etiquetado: AICP

«Una oportunidad de un mundo mejor»

Declaración en favor de un necesario cambio en el modelo de cuidados de larga duración de nuestro país

La crisis sanitaria que estamos padeciendo como consecuencia de la pandemia COVID-19 evidencia con crudeza asuntos relacionados con la consideración y atención a las personas en situación de fragilidad, discapacidad y dependencia, muchas de ellas personas de edad avanzada y otras más jóvenes con grandes necesidades de apoyo.

Se trata de realidades que, sin ser nuevas, -de hecho vienen siendo objeto de debate y denuncia hace tiempo-, se hacen visibles ahora, ante la dureza de las situaciones que estamos viviendo. Noticias que nos conmueven, información e indicaciones diversas que se suceden y que en ocasiones nos confunden, temores y decisiones que entrañan importantes conflictos éticos que hay que abordar en tiempos imposibles.

Ahora, sin lugar a dudas, es momento de arrimar el hombro, de moderar nuestra “tormenta de emociones”, de postergar críticas catastrofistas o interesadas, para así contribuir, todos juntos, a salvar vidas y a minimizar los impactos negativos de todo esto. Las conclusiones llegarán luego, de la mano de datos fiables que nos permitan comparar situaciones, actuaciones y resultados.

Sin embargo, esta crisis está contribuyendo a que afloren carencias importantes en nuestro actual sistema de cuidados. También está evidenciando riesgos futuros en torno a cómo conjugar valores que deben estar equilibrados en el cuidado, como la salud y la libertad de las personas. Será, por tanto, imprescindible que, una vez superado este episodio, abramos un debate sereno que conduzca a una revisión en profundidad del actual sistema de cuidados de nuestro país, contemplando sus fortalezas, pero sin obviar o restar importancia a sus carencias, ahora más que nunca visibles, y así poder afrontar con valentía y decisión los principales retos pendientes.

Asuntos como la real garantía en la continuidad de los cuidados, la coordinación entre sistemas y servicios y por qué no, las dificultades que la actual estructura competencial conlleva a la hora de afrontar un modelo integrado de servicios e intervenciones profesionales, deberán ser objeto de análisis en pos de la coherencia, la eficacia y la eficiencia que necesitamos.

En este sentido, pensando en este futuro próximo, que vislumbramos como una oportunidad quienes firmamos este documento, queremos compartir algunas consideraciones:

Sobre el cuidado en casa

1/ La crisis del COVID19 pone de manifiesto la gran invisibilidad y los escasos medios que hoy existen para garantizar un cuidado adecuado en el entorno domiciliario. Ante la ausencia de datos sobre cómo afecta la crisis sanitaria a las personas que reciben cuidados en casa, no es aventurado suponer que los contagios se han producido de una forma exponencial y que, tanto las cuidadoras como las personas que reciben cuidados, se han encontrado ante una importante improvisación y desprotección. En el ámbito del empleo de hogar y cuidados, donde se presta atención a cientos de miles de personas, es muy probable que haya sucedido lo mismo. Sin olvidar que decenas de miles de mujeres que trabajan en este sector no disfrutan de las mínimas condiciones de seguridad y legalidad, con las consecuencias personales que esta situación genera.

2/ La inmensa mayoría de las personas mayores en situación de fragilidad o dependencia, así como las personas de menor edad que tienen discapacidad, viven en su casa y han expresado con contundencia y de forma repetida, según las investigaciones sobre este tema, su deseo de continuar viviendo en ella y de seguir participando en su comunidad. Consideramos que, por tanto, es urgente e imprescindible avanzar en el diseño de una propuesta de atención integral en el domicilio que sea capaz de incorporar y coordinar los distintos papeles que cumplen los agentes implicados en esta atención: familias, servicios sociales en general y SAD en particular, atención primaria y especializada de salud, sector de empleo de hogar y cuidados, asistentes personales, voluntariado, servicios de proximidad e iniciativas de participación comunitaria.

3/ Es necesario disponer de un modelo de atención sociosanitaria integrada y centrada en las personas que viven en sus domicilios, desde la coordinación de aquellos servicios y apoyos necesarios para obtener la mejor calidad de vida de ellas y de su entorno familiar. Los consensos científicos de organismos internacionales, como la OMS o la OCDE, así lo recomiendan y sugieren como metodología óptima y eficiente para llevar a cabo la gestión de casos (o coordinación de apoyos). Sin olvidar la necesaria sostenibilidad económica de las medidas que se emprendan, consideramos que debe avanzarse con determinación en este camino, si queremos dar respuesta a los deseos de las personas y sus familias y evitar soluciones institucionales no deseadas. Ello exigirá un claro incremento presupuestario en este sector a corto plazo, si bien, a mediano plazo, se obtendrán importantes resultados de eficiencia en los cuidados prestados
y mejoras en la calidad de vida de las personas que los reciben.

Sobre el cuidado en centros residenciales

4/ Reconocemos y valoramos el esfuerzo “heroico” que están realizando los profesionales de los servicios residenciales en esta crisis, cuidando a las personas sin medios de protección y pagando el precio de un gran número de infectados. Las numerosas iniciativas de los centros que han decidido confinarse en equipo, quedándose a vivir con las personas hasta que esto pase, muestran la profesionalidad, el compromiso y la gran humanidad presente en este sector. Una decisión que debe ser reconocida y aplaudida.

5/ La escasez de profesionales y el carácter a menudo precario de las condiciones de trabajo en los servicios residenciales, algo ya sabido pero hasta la fecha no tomado como una prioridad social, es flagrante. Sin ser esta la condición única ni suficiente para garantizar la calidad de cuidados y apoyos, es una cuestión que debe ser seriamente considerada, como ya ha señalado el Defensor del Pueblo.

6/ Las personas que enferman en un centro residencial -en una situación como esta, de máxima gravedad- y siendo el principal grupo de riesgo, tienen derecho a la atención sanitaria pública por su condición de ciudadanos/as, tanto en atención primaria de salud como en especializada.

No es admisible que sean privados/as de este derecho por su edad avanzada o por tener una gran discapacidad. El conjunto de los poderes públicos y, en particular, las CCAA que son quienes tienen la competencia de gestionar, financiar y/o de supervisar estas instituciones, deberán fortalecer los mecanismos de evaluación, supervisión y coordinación de las mismas para evitar situaciones indeseables como las que se han producido.

7/ Necesitamos un cambio en profundidad del modelo de alojamientos para personas mayores o personas con discapacidades que precisan apoyos para continuar con sus proyectos de vida. Es preciso que las alternativas de alojamiento que dispensen cuidados e intervenciones profesionales se orienten desde una atención centrada en las personas y no desde objetivos de mera custodia. La experiencia de otros países, avalada por décadas de desarrollo y evidencia científica, sugiere la bondad de desagregar los conceptos “vivienda” y “cuidados” haciendo depender cada uno de su ámbito competencial natural. Esta diferenciación, además de racionalizar el gasto en recursos destinados a los cuidados, nos alejaría definitivamente de los modelos institucionales. La vivienda garantiza espacio propio, intimidad; y en los entornos domésticos los cuidados y apoyos se ofrecen en función de las diferentes necesidades que genera el itinerario de cada situación de dependencia.

8/ Nos preocupa especialmente que, una vez concluida esta crisis sanitaria, se acabe priorizando la seguridad a costa de todo y se produzca un retorno al modelo institucional hospitalario como solución para el cuidado de las personas más dependientes que viven en centros residenciales. Una cosa es que las personas que allí vivan reciban la atención sanitaria que precisen y otra que las residencias acaben siendo hospitales. No podemos olvidar que habitualmente nuestro deseo es vivir “como en casa” cuando no es posible vivir en nuestro propio hogar. Existe sobrada evidencia científica que demuestra que las residencias tradicionales institucionales, donde se homogeneiza la atención, no ofrecen calidad de vida ni facilitan la participación, la contribución y la vida plena de las personas, ya que son lugares donde estas fácilmente pierden el control sobre ella. Los resultados demoledores de la evaluación de los centros psiquiátricos y asilos hace muchas décadas propiciaron la abolición de este tipo de instituciones. Es necesario apostar de una forma decidida por nuevos diseños arquitectónicos y nuevas fórmulas organizativas y de gestión lo más similares al hogar, donde se garantice la intimidad, se personalice el cuidado y se evite la continua rotación de profesionales, y donde el tiempo y las actividades se organicen pensando en las personas y en alimentar una vida con sentido. Es imprescindible apoyar y cuidar a los y las profesionales, dignificando su labor, supervisando el desarrollo de sus competencias de atención integral y relacional, invirtiendo en el cuidado de los equipos y en la mejora de las organizaciones. Esto no puede considerarse como algo superfluo y por tanto prescindible. Solo así podremos avanzar en el buen cuidado.

9/ Consideramos de especial importancia erradicar definitivamente los macrocentros y dejar de percibir como un lujo las habitaciones individuales. En los centros que almacenan personas, donde la mayoría de las habitaciones son compartidas, donde las personas permanecen casi todo el día en salas repletas de “internos” alineados, evitar el contagio cuando hay enfermedades fácilmente transmisibles, puede acabar siendo una misión imposible. Pero no es este el único riesgo de este tipo de recursos. En ellos, conocer y tratar de una forma personalizada a quienes allí viven se puede acabar percibiendo como una utopía inalcanzable.

Un riesgo que convierte lo cotidiano en un espacio adverso y perjudicial. Debemos, por tanto, trabajar por dejar atrás definitivamente este diseño residencial que responde a un modelo institucional del siglo XIX que ya ha sido abandonado hace décadas en otros países. Por ello, consideramos urgente que, desde el parque residencial que ahora existe, se generalice su tránsito hacia el cambio de modelo, contextualizándolo en la realidad concreta de cada centro.

Sobre los estereotipos en relación a la vejez y a la discapacidad

10/ Esta crisis también pone de manifiesto la existencia de numerosos y profundos estereotipos que todavía prevalecen y forjan una visión distorsionada, negativa y uniforme sobre las personas mayores, las personas con discapacidad y la vejez.

11/ Se repiten discursos que meten en el mismo “saco” de las personas mayores a un amplio grupo con características y necesidades muy diferentes. Unas, -la mayoría- son totalmente autónomas y no tienen problema alguno, mientras que otras se encuentran ciertamente en situaciones de gran vulnerabilidad y con necesidad de cuidados y protección. El mero hecho de haber cumplido cierta edad no las hace iguales. Esta es una narrativa que alimenta la pérdida de valor social de un grupo que se visualiza como uniforme y, esencialmente, no competente. Todo lo cual lleva a pensar en la vejez como una etapa vital que difumina las diferencias individuales, mientras que la evidencia gerontológica señala, justamente, todo lo contrario.

12/ Escuchamos y leemos comparecencias, noticias y redes sociales impregnadas de un lenguaje paternalista que apela a la lástima o a la obligación de devolver, como si de un favor se tratara, a “nuestros mayores”, a “nuestros abuelitos”, lo mucho que hicieron por la sociedad actual. Términos emocionales y seguramente bien intencionados que, sin embargo, delatan la ausencia de una mirada donde las personas de edad avanzada son, antes que nada, ciudadanas o ciudadanos adultos, con derechos y deberes.

13/ Algo similar sucede en relación a las personas con discapacidad, que frecuentemente son nombradas por sus patologías o déficits- también lo escuchamos repetidamente en esta crisis-, lo que conduce a etiquetarlas en categorías vinculadas a sus carencias o dificultades, obviando su singularidad, sus fortalezas, así como su capacidad de contribución a la sociedad.

14/ Las situaciones de amenaza que ponen en riesgo a las personas con mayor vulnerabilidad no deben suponer una pérdida de la consideración del valor y de la competencia de estas. Todas las personas necesitan, necesitamos, un trato de igualdad con el resto de la ciudadanía. Homogeneizar, homogeneizarnos, aunque sea a través de valores como el “respeto”, puede ser muy peligroso. Todas las personas merecemos respeto y trato digno, cualquiera sea nuestra edad o necesidad de apoyos.

15/ Por ello, consideramos también necesario realizar una profunda reflexión sobre nuestra mirada a la vejez, a las personas mayores y a la discapacidad, revisar nuestro lenguaje colectivo que continuamente estigmatiza e infantiliza a estas personas. La evidencia científica sitúa estas conductas en la base explicativa de los malos tratos. Porque nuestras palabras construyen y, también, contribuyen a crear un mundo mejor que todos y todas anhelamos.

Finalmente

16/ Consideramos que todo esto hace necesario la urgente revisión del actual modelo de atención a personas que precisan apoyos o cuidados para disfrutar de una vida plena, para dar respuestas diversas, globales y ecosistémicas y, con ello, el correspondiente escenario de financiación pública de los distintos servicios de apoyos y cuidados de larga duración, hoy día escaso y con notables diferencias entre los territorios autonómicos.

17/ Asimismo, quienes firmamos este documento, esperamos que esta crisis pueda convertirse en una oportunidad de lograr una mejor atención a las personas que la precisan, avanzando en la construcción de una sociedad de los cuidados donde el reconocimiento, la participación y el apoyo a quienes son más vulnerables, necesariamente se conviertan en un compromiso y en una prioridad social central.

Descarga en pdf la declaración (firmantes según actualización 8/04/2020): DECLARACIÓN

FIRMAS:

Los abajo firmantes (figuran por orden alfabético), apoyan este documento a título personal.  Asimismo, deseamos clarificar que ante la gran diversidad de representación del mundo asociativo hemos  incorporado sólo a las organizaciones de personas mayores y de discapacidad de ámbito estatal. Desde el reconocimiento de la labor de otras muchas asociaciones y entidades de carácter autonómico y local, incluyendo las que realizan iniciativas de acción voluntaria en torno a las personas mayores o defienden sus  derechos en calidad de familiares de afectados, invitamos a adherirse a esta declaración a todos quienes así lo deseen, enviando un correo donde se solicite la inclusión a esta lista inicial que por rapidez no se ha hecho más extensa, indicando: nombre, apellidos, profesión y centro/entidad de trabajo. cambiomcuidadosesp@gmail.com

Sigue leyendo

Hogar y Café. Tender puentes para unir personas

Programa de Viviendas Compartidas entre Personas Mayores. Una alternativa para seguir viviendo a mi aire en libertad y en compañía

Es un programa de la Fundación Pilares para la Autonomía Personal, subvencionado por la Consejería de Políticas Sociales y Familia de la Comunidad de Madrid, que facilita a las personas mayores de 60 y más años que compartan vivienda como estrategia contra la soledad, tratando de resolver necesidades de compañía, apoyo mutuo y eficiencia económica.

Primer encuentro grupal Hogar y Café en Fundación Pilares

Fundación Pilares para la autonomía personal desarrolla el Programa “Hogar y Café -Viviendas Compartidas entre Personas Mayores-“ que tiene como meta principal facilitar y promover que las personas mayores de 60 años o más, que viven y se sienten en soledad, compartan vivienda con otras personas de su misma generación, para dar respuesta a las necesidades de compañía, apoyo mutuo y eficiencia en los gastos, favoreciendo la permanencia en su domicilio o entorno, evitando institucionalizaciones no necesarias.

Este programa, subvencionado por la Consejería de Políticas Sociales y Familia de la Comunidad de Madrid, plantea una alternativa innovadora de convivencia entre personas mayores y se lleva a cabo desde la metodología que propone el Modelo de Atención Integral y Centrado en la Persona (MAICP). Se dirige a personas de 60 años o más residentes en los municipios de la Comunidad de Madrid, que mantienen buena capacidad para el desarrollo de las actividades de la vida diaria.

Aquellas personas que cuentan con viviendas grandes y que al haberse independizado sus hijos y/o por situaciones de viudedad, han visto disminuidos sus ingresos para afrontar los gastos del hogar y, además, viven en solitario y a veces experimentan sentimientos de soledad. O quienes les gustaría vivir en compañía pero tienen dificultades económicas para alquilar una vivienda, no saben con quién hacerlo y tienen dudas sobre si la convivencia funcionará… Es en estas situaciones cuando puede surgir una oportunidad que resuelva de manera conjunta tales necesidades: Hogar y Café se plantea como posible solución a estos casos.

El equipo de Fundación Pilares proporciona una atención personalizada y “a la carta” a las personas que quieren compartir vivienda y ofrece un asesoramiento, acompañamiento y apoyo personal a lo largo de todo el proceso.

Consiste en que dos o más personas comparten una vivienda (propia o en alquiler), en la que los dormitorios son privados y el resto de estancias compartidas. Se concreta en dos modalidades:

  • Modalidad 1: Una de las personas es titular de la casa y está dispuesta a acoger a otra para compartirla. Se incluye también en esta opción la persona que decide trasladarse a la vivienda de otro, para compartirla.
  • Modalidad 2: Varias personas alquilan juntas una vivienda para compartirla.
Fundación Pilares asesora, acompaña y apoya «a la carta» en todo el proceso

En todos los casos, el plan de convivencia se establece conjuntamente entre las propias personas convivientes, mediante un acuerdo pactado que incluye sus gustos y preferencias, normas de convivencia, gastos compartidos, tareas domésticas, horas de descanso, visitas y pernoctas, animales de compañía…

Se promueve que las personas puedan conocerse previamente, para valorar si encajan y hay suficiente afinidad entre sí y, además, cuenten con un periodo de prueba de un mes de duración y la posibilidad de darse de baja y cesar la convivencia.

El programa Hogar y Café tiene también un papel de CONCIENCIACIÓN Y SENSIBILIZACIÓN hacia las mejoras que puede suponer esta opción de vivienda compartida para el bienestar y calidad de vida de las personas mayores.

Sigue el Programa Hogar y Café -Viviendas Compartidas entre Personas Mayores- en nuestra Web: http://www.fundacionpilares.net/hacemos/atencion-domicilio-entorno/hogar-cafe/index.php

Más información en:
Fundación Pilares para la autonomía personal:

C/ Escosura, 7. Madrid 28015
Telefóno: 91 130 52 28
www.fundacionpilares.org

conchi.garcia@fundacionpilares.org

Jubilar en Andalucía con la Fundación Innoves

cohousing

.

Estamos felices de anunciar que la Fundación Innoves y la Asociación Jubilares hemos firmado un acuerdo de colaboración por el cual se aúnan esfuerzos con el objetivo de apoyar al sector de la construcción creando un proyecto piloto de Cohousing senior.

El proyecto se llevará a cabo bajo fórmulas de cooperativa y de empresas de Economía Social y la colaboración tendrá al menos una duración de 3 años.

El convenio incluye asimismo la creación de un marco de colaboración generalizado entre ambas entidades, adecuado al proyecto Estrategias de Servicios a la Sociedad de Fundación Innoves, subvencionado por la Consejería de Economía y Conocimiento de la Junta de Andalucía, dando apoyo al sector sociosanitario de modelo de Atención Integral y Centrada en la Persona (AICP), e integrando cooperativas de trabajo como fórmula sostenible en el proyecto.

innovesFUNDACIÓN INNOVES está promovida por CEPES Andalucía (ACES, AGT, APROA, CADAES, CEMPE ANDALUCÍA, COAG ANDALUCÍA, EIDA, EMCOFEANTRAN, FAECA, FEANSAL, FEAPS ANDALUCÍA, FEDECCON, FEDERACIÓN DE MUTUALIDADES DE PREVISIÓN SOCIAL DE ANDALUCÍA, FEMPES, FUNDACIÓN PM40, UPA-ANDALUCÍA) y FAECTA.

 

Bienestar psicológico en el envejecimiento

IjornadasCon los recursos sociosanitarios existentes en la actualidad en nuestro país… ¿Están siendo cubiertas las necesidades psicológicas que acontecen en el trascurso del envejecimiento?

Es la pregunta de inicio que se plantea para una interesante jornada, la del próximo 28 de febrero, que organizan conjuntamente el Colegio de Psicólogos de Madrid, la Asociación Española de Psicogerontología y el Área de Gobierno de Familia, Servicios Sociales y Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Madrid. En ella tendremos la oportunidad de presentar, como una de las «experiencias innovadoras» que han de favorecer el bienestar psicológico de las personas mayores, nuestro proyecto, el de la creación de comunidades de mayores (tipo senior cohousing) con previsión de Atención Integral y Centrada en la Persona: Jubilares

El programa se centra en la puesta en valor de la labor ejercida por los profesionales de la psicogerontología, dando a conocer su rol y delimitando su espacio en el sector, para que de este modo se logre una atención integral a mayores y cuidadores. Pero no sólo es necesario un abordaje integral, sino también personalizado donde se respete en todo momento la singularidad y voluntad de la persona que está siendo cuidada. Es por ello que los modelos de atención centrada en la persona están siendo en los últimos años estudiados y materializados con éxito en el campo de la gerontología.

La presente jornada pretende crear un punto de reflexión y crecimiento en torno a los modelos de atención centrada en la persona, y esclarecer el papel del psicólogo en los trabajos interdisciplinares donde se aplica.

La psicogerontología es, como especialidad de la psicología, una disciplina muy ligada en la historia a la psicología del desarrollo y, concretamente, al modelo del ciclo vital. Se ocupa del estudio del envejecimiento (proceso que ocurre en el transcurso de la vida), de la vejez (diferencias individuales atribuidas a la edad) y de las aplicaciones de estos conocimientos para promover el bienestar de las personas mayores y otros implicados. Y es que resulta indudable la importancia de las condiciones psicológicas subjetivas como predictoras de la longevidad y de la calidad de vida.

La jornada se estructura como un conjunto de mesas redondas:

0.- Presentación. Dolores Navarro Ruiz, Fernando Chacón Fuertes, Estefanía Martín Zarza

1.- Estado actual de la Psicogerontología. Mari Cruz Tena-Davila Mata. La psicogerontología como disciplina aplicada (Rocío Fernández-Ballesteros). El rol del psicogerontólogo en los equipos interdisciplinares (Vera Santos Martínez).

2.- La atención centrada en la persona (ACP). Fundamentación e introducción. Estefanía Martín Zarza. La ACP como nueva cultura de cuidados en los centros de atención a las personas con demencia (Josep Vila Miravent). Buenas prácticas en los centros gerontológicos residenciales y de Día (Pura Díaz Veiga)

3.- Aplicaciones de la ACP. Carlos Blanco Bravo. Cuidar sin atar. Cómo conseguir un cuidado digno libre de sujeciones (Manuel Nevado Rey). Afectividad y sexualidad en la vejez desde el modelo biográfico-profesional (Félix López Sánchez). Duelo en las personas mayores (Alba Payás Puigarnau)

4.- La Atención centrada en el cuidador. Ana Buñuel Heras. Fomentar el autocuidado para cuidar mejor (Andrés Losada Baltar).  Espiritualidad, culpa y perdón en cuidadores (Javier López Martínez)

5.- Experiencias innovadoras. Antonio Lorenzo García Moreno. Proyecto Jubilares (Miguel Ángel Mira Illana). Buenas prácticas en la atención integral y centrada en la persona. (Pilar Rodríguez Rodríguez).  Programa de Apoyo a los Mayores Vulnerables con Especial Referencia al Aislamiento y el Maltrato (Pilar Serrano Garijo)

6.- Coloquio y cierre.

Lugar: Centro Cultural Buenavista. Distrito de Salamanca.
Ayuntamiento de Madrid. Avenida de los Toreros, 5. Madrid

Aquí dejamos el díptico con el programa completo y sus horarios y el enlace para la inscripción. Os esperamos.

Mayores dependientes, mayoría independiente

Una quinta parte de las personas mayores (las que ya han cumplido los 65) se encuentra en situación de dependencia.
Otro 10% tiene algún tipo de discapacidad.

Aclaración: no debemos confundir «dependencia» (como estado de salud) con «tasa de dependencia», que es un índice demográfico que expresa el número de personas inactivas respecto de la población activa. Este indicador sí irá en aumento en los próximos años debido al descenso de la natalidad y el incremento de la esperanza de vida. Pero no hace ncesariamente que seamos personalmente más «dependientes»… Veamos:

dependencia y discapacidad mas de 65

Porcentajes de discapacidad y dependencia en personas de 65 y más años.
Fuente: INE: INEMBASE: Encuesta de Discapacidad, Autonomía personal y situaciones de Dependencia (EDAD) 2008. Consulta en febrero de 2011.

Según Cristina Villaplana, «El Consejo de Europa (1998) definió de manera general la dependencia como el estado en el que se encuentra una persona que necesita la asistencia de otra para realizar determinadas actividades». En España la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia, «establece 3 grados de dependencia: dependencia moderada cuando la persona necesita ayuda para realizar actividades de la vida diaria al menos una vez al día, dependencia severa cuando necesita ayuda dos o tres veces al día, y gran dependencia cuando necesita ayuda varias veces al día y debido a su pérdida total de autonomía física, mental, intelectual o sensorial, precisa del apoyo continuo de otra persona.»

Parece que, desde las distintas hipótesis que mantienen los expertos citados por Villaplana, a pesar de la futura previsión de mayor esperanza de vida, el tiempo en que, de promedio, permanezcamos con algún tipo de dependencia, se mantendrá constante o se reducirá moderadamente. Es decir, viviremos más años y el tiempo de «vida libre de discapacidad» aumentará en la misma cantidad.

Mientras, seguiremos manteniendo unos 3-5 años con discapacidad (algo más las mujeres que los hombres), según la distribución que nos mostraban Antonio Abellán y Rogelio Pujol en un interesante artículo de Envejecimientoenred:

figura-2-esperanza-de-vida-libre-de-discapacidad-por-edad-y-sexo-total-nacional-2008

Esperanza de Vida Libre de Discapacidad, por edad y sexo, total nacional 2008

En otro artículo estos mismos autores muestran cómo la «mala salud mental» está presente en el 15% de los casos de las personas entre 65-74 años, y aumenta hasta poco más del 30% en las personas por encima de los 85 años. En fin, no son datos que agraden a nadie, pero en todo caso vienen a desmentir el estereotipo de persona mayor como principalmente dependiente o con mala salud… Una gran mayoría de las personas mayores no tienen ningún tipo de discapacidad ni dependencia.

Ya vemos que las estadísticas nos ofrecen hoy muchos años de buena salud y algunos con discapacidad. Nos interesa reflexionar sobre el caso de personas que envejecen juntas.  En una residencia de mayores el porcentaje de personas dependientes es mucho más alto (la mayor parte acuden cuando ya están en situación de dependencia). Pero las personas que viven en su casa, también en un jubilar (=»senior cohousing» con previsión de AICP) pueden tener en principio un perfil similar al conjunto de la población. Así pues, podemos concluir que pasados unos años en una cooperativa tipo jubilar:

– Estadísticamente se alcanzaría con el tiempo un porcentaje relativamente estable de un 20% de personas dependientes (30% con discapacidad) en mayor o menor grado, suponiendo un grupo de personas todas de más de 65. Por ejemplo, para una comunidad de unas 40 personas, 8 de ellas podrían ser dependientes. De ellas, las de «moderada dependencia»se pueden ayudar de forma espontánea por los amigos con los que vive, o con un asistente que ayuda a varias personas. Si el grupo cuenta con personas de edad algo menor, la estadística sería más baja.

– Aunando la gráfica de esperanza de vida y esperanza de vida libre de discapacidad podemos concluir que, pasados los años de vida en una comunidad tipo jubilar, no es lógico pensar en un resultado de personas mayoritariamente dependiente. Se trata de uno de los clásicos miedos que nos han sugerido en algunas ocasiones. El perfil del grupo, incluyendo una rotación natural de integrantes de la cooperativa, será más bien una distribución de personas dependientes y no dependientes cercana a la regla general comentada (el 20%). La mayor parte de las personas fallece sin pasar por una etapa de dependencia. Y las nuevas generalmente vuelven a ser no dependientes.

Habitantes del senior cohousing Solinsieme, en Saint Gall (Suiza)

Aunque manejamos ciertas hipótesis, aún no disponemos de evidencia científica acerca de si la vida activa que aportan los «cohousing» puede aumentar la esperanza de vida, reducir los tiempos de dependencia o simplemente hacerlos más llevaderos. Y es que los ejemplos internacionales de senior cohousing rara vez cuentan con la posibilidad de que, por ejemplo, un enfermo de Alzheimer siga permaneciendo en ese hogar. Muchos de los complejos ni siquiera son accesibles a personas con alguna discapacidad física. Pero sí que disponemos de estudios que corroboran la hipótesis en entornos análogos, como Unidades de Convivencia en residencias… Nuestra asociación apuesta por un modelo de vida en cohousing hasta cualquier nivel de dependencia. Es el deseo de la mayoría de los que se embarcan en esta aventura. Y hoy sabemos que es posible «vivir en casa» con la asistencia (de tipo domiciliaria) adecuada, bajo un modelo de atención integral y centrada en la persona.

«Arrugas» y el cambio de paradigma

Actualización (dic.2017) : este domingo volvemos a conmovernos con «Arrugas«, la película escrita por Paco Roca y dirigida por Ignacio Ferreras. El programa Versión Española, de La2, entrevista tras su proyección a Teresa Martínez, psicóloga experta en Atención Centrada en la Persona y Cristina Maragall, patrona de la Fundación Pasqual Maragall. Más información sobre el largometraje aquí:

Teresa Martínez, Cayetana Guillén y Cristina Maragall comentan sobre Arrugas, de Paco Roca

Teresa Martínez, Cayetana Guillén y Cristina Maragall

Hace ya cuatro años que este mismo programa ofreció la película, y entonces compartimos estas reflexiones acerca del cambio de modelo en residencias, que cada vez es más extendido. Recordamos: 

Arrugas comida con los amigos de la residencia

Versión española – Arrugas
Película completa, disponible la visión online gratuita hasta el 12 de febrero de 2013

La película habla de soledad y de amistad, y de esa confusión entre el sueño y la realidad que conlleva el Alzheimer… Pero ¿qué es la realidad, cuando vemos a través de los ojos de su protagonista? A nuestro juicio el gran acierto de la película es la narración desde el punto de vista subjetivo de la persona. Nos sentimos con él (también con el resto de personajes): solos, confundidos, inseguros, a ratos alegres y en otras ocasiones pletóricos de vida.

Muchas de estas emociones vienen determinadas por la relación de la persona con el ambiente que la rodea. La gran puerta opaca que aísla, los fríos pasillos, los sillones individuales dispuestos en línea, el banco que mira hacia la valla… son los elementos que construyen en un entorno físico ajeno a la vida de los moradores.

Arrugas_final_Miguel_Emilio_en_banco

La residencia de «Arrugas» muestra espacios sin vida diseñados para el «cliente». Según el coprotagonista Miguel: «tus hijos, el gobierno, ellos son sus clientes».

A las personas que habitaban un lugar como el de la película se les había arrebatado el timón con el que dirigir su vida. Una supuesta  «ayuda» con la maleta, la rápida retirada de los cubiertos al terminar de comer, la toma de las pastillas sin derecho al conocimiento sobre tu propia salud, el incomprensible rato de gimnasia que solo genera más confusión… En la administración de esa residencia está «prohibida la entrada a viejos», no se puede acceder a un teléfono, ni cambiar el canal de la tv, y el «corazón palpitante de la residencia» es un silencioso espacio de personas dormitando en sillones que no miran a ningún sitio.

Y en este ambiente, ¿yo qué hago aquí? Miguel lo expresa con crudeza: «aquí solo hay comer, dormir y cagar». La institucionalización incapacita y la vida se pierde en ese gueto que segrega personas de otras personas. Ambas se pierden mutuamente.

Hoy el nuevo paradigma en los modelos residenciales pensados para personas mayores  se enfrentan radicalmente a este modelo. El jubilar (o senior cohousing) solo es una alternativa, pero hay muchas otras que han asumido los nuevos planteamientos. Hoy solo el ambiente hogar puede ser el modelo para la construcción de un entorno que a la persona que lo vive le pertenezca. Hoy solo sistemas de atención centrada en la persona son los modelos de asistencia que anteponen las múltiples capacidades de las personas asistidas sobre las escasas cosas que no pueden hacer. La dependencia (que siempre es parcial) se ha de redefinir valorando la independencia o autonomía en todos aquellos aspectos de nuestra (sí, nuestra) vida en los que aún es posible.

En el coloquio que prosiguió a la emisión de la película en La2 se comenta un suceso extraordinario, similar al que escuchamos hace poco referido a un caso en España: cuando Ignacio Ferreras visita en Japón un nuevo centro para enfermos de Alzheimer, un pequeño centro familiar donde se ha creado un ambiente donde la gente vive contenta… uno de sus usuarios comenta «En la otra residencia yo no hablaba, no hacía nada, solo sentado en una silla…» El paso de una residencia con modelo antiguo al nuevo paradigma le había devuelto la vida.

En mi casa hasta cualquier nivel de dependencia

Etxean Ondo es un Proyecto Piloto promovido por Gobierno Vasco que pretende aplicar el Modelo de Atención Centrado en la Persona, orientado a «conseguir mejoras en todos los ámbitos de la calidad de vida y el bienestar de la persona, partiendo del respeto pleno a su dignidad y derechos, de sus intereses y preferencias, y contando con su participación». En el vídeo que presentamos, «Estar como en casa«, de la Fundación Matía, podemos ver cómo se revoluciona una residencia de mayores cuando las cuidadoras dejan de usar bata blanca y se dirigen a los mayores para preguntar «¿Y qué os apetece que hagamos?» o «¿Me echas una mano para poner la mesa?».

Los centros residenciales de mayores que han implantado este sistema en España son aún escasos. Pero los resultados de las unidades de convivencia donde «trabajar lo cotidiano como terapéutico» son espectaculares. Si la persona mayor puede hacer la cama, sigue haciendo la cama. Y la comida en la medida que pueda, la plancha… ¿Por qué no elegir el menú, con el consejo (no la imposición) de las cuidadoras… Y es que sabemos que una excesiva asistencia crea más dependencia.

Las dificultades que proyectos como Etxean Ondo han de salvar son enormes. Porque las normas que regulan las residencias de mayores imposibilitan la adaptación a las preferencias del mayor hasta el punto en que lo hace esta experiencia. Porque la resistencia inicial de los propios profesionales es alta… De los resultados que se obtengan en proyectos como este habrán de venir inevitables cambios normativos en la regulación de las residencias de personas mayores.

Para un jubilar, o senior cohusing, donde a diferencia de las residencias, la persona mayor sí vive en su propia casa sin la obligatoria tutela de un director de residencia o comisión gestora, el modelo de atención integral y centrado en la persona es el único válido, porque implanta solo los servicios de atención que se necesitan (no los ratios que marca una ley), porque la responsabilidad y la toma de decisiones sigue siendo de la persona, porque valora las capacidades sobre las discapacidades, porque garantiza la máxima autonomía de la persona, porque si en la residencia de mayores este sistema sirve para «estar como en mi casa», en el jubilar sirve para estar en casa hasta cualquier nivel de dependencia.

Nuevo documento sobre «La Atención Integral y Centrada en la Persona»

Portada de La Atención Integral y Centrada en la Persona, de Pilar Rodríguez RodríguezActualmente se habla mucho de la atención centrada en la persona y también de la atención integral como modo de enfocar la intervención y organizar los servicios cuando se atiende a personas que requieren apoyos y cuidados de larga duración. Sin embargo, existe bastante confusionismo conceptual al aludir a estas cuestiones y no siempre la aplicación de estos modelos resulta acorde a su filosofía (salvaguardar la dignidad, los derechos y la autonomía de las personas que precisan apoyos desde los sistemas de atención y desde la intervención profesional).

Se trata del modelo de atención que proponemos para los jubilares, dando un paso más allá en la forma de entender el senior cohousing de otros países.

En la publicación «La Atención Integral y Centrada en la Persona» que acaba de editar la Fundación Pilares para la Autonomía Personal, se intentan clarificar esos conceptos y se ofrecen orientaciones basadas en evidencia científica, así como ejemplos derivados de la experiencia empírica sobre cómo avanzar en el desarrollo de este modelo de atención.

Porque tener una discapacidad o una situación de dependencia no debe ser un obstáculo para que las personas puedan seguir desarrollando sus propios proyectos de vida y vivir con bienestar y dignidad. Por ello, desde los recursos sociales y sanitarios (ya sea mediante la atención en el domicilio, en el entorno comunitario o en centros residenciales) debe y puede favorecerse que estos enfoques se apliquen de manera efectiva en la práctica cotidiana.

Se trata de una obra que puede resultar de utilidad para Administraciones Públicas, proveedores de servicios, profesionales del sector de la discapacidad y la gerontología, organizaciones y asociaciones, medios de comunicación y sociedad en general.

Se puede descargar íntegramente aquí: La Atención Integral y Centrada en la Persona

Del «cohousing» al «jubilar»

Dibujo cohousing2En las últimas semanas han aparecido decenas de artículos y noticias en prensa, radio y tv sobre el nuevo modelo de vivienda que fomentamos desde Jubilares, u otros modelos análogos. Como «vivienda colaborativa«, «co-vivienda«, o «cohousing» se nos menciona en periódicos como El Mundo, ElDiario.es, 20 minutos, Hoy, Levante, en portales inmobiliarios como Fotocasa o Pisos.com, (Aprovechamos para aclarar de nuevo que nuestra asociación no ha realizado «después de 12 años» la iniciativa que suponemos se refiere a nuestros amigos de  Trabensol).

En alguno de los subtítulos se añade: «Acceder a una vivienda sin necesidad de hipotecarse». también «A salvo de hipotecas» se dice en El País. La frase es engañosa, porque al añadir incluso «Fórmulas de acceso a una casa distintas de la compra o el alquiler» sugiere que conseguiremos algo así como «vivienda gratis». En realidad es más exacto el subtítulo que algunos medios han empleado: «Se comparten electrodomésticos e incluso la hipoteca».

En efecto, las cooperativas de cesión de uso permiten que, de solicitar crédito para la construcción del complejo, éste pueda recaer sobre la cooperativa, donde existirá rotación de personas. De esta forma es más fácil la concesión del préstamos tanto a jóvenes con medios escasos o a personas mayores. La cooperativa asegurará el uso a lo largo del tiempo, y puede por tanto responder de dicha hipoteca con mayor facilidad.

El modelo gana adeptos, como dicen los medios. Existen iniciativas en funcionamiento que se constituyeron como cooperativa de cesión de uso, en concreto para personas mayores: Santa Clara en Málaga, Trabensol en Torremocha del Jarama, Profuturo, en Valladolid. En los últimos años (y más aún, meses) han surgido organizaciones como Colectivo Cover, Sostre Civic, Etxecoop, que promueven modelos cooperativos de vivienda (no solo para mayores), portales que enlazan con esas experiencias como Masqueunacasa, empresas como Ecohousing o CooperaCtiva de SANNAS, así como grupos de personas que promueven modelos de vivienda en forma de cooperativa. Como residencias de mayores, pero en régimen de cooperativa se hicieron Servimayor, en Losar de la Vera (Cáceres), Pi i Suñer, en Roses,  o San Hermenegildo, en Teruel. Y en desarrollo, Convivir. Como una «familia» de mayores funciona Cicerón, en Torrijos. Las Cloud Housing, Ecoaldeas… son otros modelos. Se están desarrollando otras cooperativas de apartamentos para mayores con zonas comunes como Housekide, Siete Villas, Puerto de la Luz, Barcelona Cohousing, La Muralleta, Aletxa, etc.

En este panorama el «cohousing» representa la opción con mayor carga de participación e implicación, antes y después del proceso de construcción de la comunidad. Borja Izaola presenta claramente el modelo en el artículo CO-Housing. El «senior cohousing» no es más que la aplicación de este modelo a las personas mayores. Finalmente el «jubilar» se concibe como un paso más en la aplicación de este modelo en nuestro país. Así nuestra asociación pretende:

1.- Animar a aunar iniciativas aisladas bajo el paraguas de una entidad, Jubilares, que crea red de intercambio, ayuda mutua y contacto entre interesados y profesionales.  Facilita sinergias entre personas, asociaciones y otros colectivos, empresas, instituciones y administración.

2. Ayudar a que no existan desvíos respecto de las intenciones reales de los promotores de la iniciativa: que se puedan mudar en un tiempo razonable, que puedan autogestionarse si es lo que desean (algunos lo encontraron tan difícil que terminaron contratando más servicios de los que necesitaban), que el tamaño sea el que desean, no el que las leyes del mercado inmobiliario puedan imponer, etc.

3.- Fomentar una variante de senior cohousing que hemos dado en llamar «JUBILAR«. Y animar a los que empiezan a plantearse el modelo, o incluso a iniciativas que ya están en marcha se sumen a estos principios, añadidos a los conocidos del clásico «cohousing«:

Viviendas adaptadas y adaptables. Y en un ambiente de hogar (ni de hotel ni de centro sanitario). Para toda la vida (muchos de los ejemplos internacionales no lo son)

Asistencia Integral y Centrada en la Persona. Puesto que prentendemos vivir hasta el final, el diseño gerontológico ha de incluir un modelo basado en la autonomía de las personas, implementando los servicios asistenciales necesarios en cada momento, y basados en la filosofía de la atención centrada en la persona.

Importancia de la participación y la autogestión como clave para el envejecimiento activo. Si cocinas no te mudas a un jubilar para dejar de cocinar. Eso no resta que se contraten servicios según se requieran, de la misma forma que lo harías  en tu casa. Pero un jubilar no es un modelo de apartamentos con servicios.

Nos alegramos de la difusión que está logrando esta nueva (para nuestro país) forma de vida. Responde a una demanda social creciente. Esperamos que en breve irse a un jubilar sea tan fácil y conocido como lo es, de hace tiempo, en Dinamarca u Holanda.

Etxean Ondo. Vivir en casa con dependencia o discapacidad

La atención integral y centrada en la persona (AICP) pretende favorecer que las personas mayores permanezcan en su casa a pesar de que tenga una situación de dependencia o discapacidad.

En el siguiente vídeo Pilar Rodríguez, presidenta de la Fundación Pilares y directora técnica del proyecto piloto Etxean Ondo Viviendas, explica de forma clara y sencilla los principios de esta experiencia:

Todos tenemos derecho a desarrollar  nuestro propio plan de vida, basado nuestros deseos y preferencias. Para seguir con ello en situación de discapacidad o dependencia necesitamos apoyos.

En el nuevo paradigma de atención, el que también forma parte de nuestro modelo de Jubilares, el gestor de casos conoce a la persona, su historia de vida, la familia, los recursos de la comunidad y, con su participación , favorece que la persona mayor siga desarrollando su vida  y recibir las atenciones que necesita. Esto es la atención integral y centrada en la persona: «Sistemas de protección social adaptados a las personas», y no al contrario.

Como dice Pilar, las viviendas han de ser adecuadas a este tipo de asistencia. En nuestro país «hay una disociación entre los sistemas de protección social, y las viviendas». El entorno físico en el que se desarrolla este tipo de atención es clave para el éxito.

Enhorabuena a estos pioneros que están haciendo posible que Etxean Ondo sea paradigma de este tipo de atención.