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Hogar y Café. Tender puentes para unir personas

Programa de Viviendas Compartidas entre Personas Mayores. Una alternativa para seguir viviendo a mi aire en libertad y en compañía

Es un programa de la Fundación Pilares para la Autonomía Personal, subvencionado por la Consejería de Políticas Sociales y Familia de la Comunidad de Madrid, que facilita a las personas mayores de 60 y más años que compartan vivienda como estrategia contra la soledad, tratando de resolver necesidades de compañía, apoyo mutuo y eficiencia económica.

Primer encuentro grupal Hogar y Café en Fundación Pilares

Fundación Pilares para la autonomía personal desarrolla el Programa “Hogar y Café -Viviendas Compartidas entre Personas Mayores-“ que tiene como meta principal facilitar y promover que las personas mayores de 60 años o más, que viven y se sienten en soledad, compartan vivienda con otras personas de su misma generación, para dar respuesta a las necesidades de compañía, apoyo mutuo y eficiencia en los gastos, favoreciendo la permanencia en su domicilio o entorno, evitando institucionalizaciones no necesarias.

Este programa, subvencionado por la Consejería de Políticas Sociales y Familia de la Comunidad de Madrid, plantea una alternativa innovadora de convivencia entre personas mayores y se lleva a cabo desde la metodología que propone el Modelo de Atención Integral y Centrado en la Persona (MAICP). Se dirige a personas de 60 años o más residentes en los municipios de la Comunidad de Madrid, que mantienen buena capacidad para el desarrollo de las actividades de la vida diaria.

Aquellas personas que cuentan con viviendas grandes y que al haberse independizado sus hijos y/o por situaciones de viudedad, han visto disminuidos sus ingresos para afrontar los gastos del hogar y, además, viven en solitario y a veces experimentan sentimientos de soledad. O quienes les gustaría vivir en compañía pero tienen dificultades económicas para alquilar una vivienda, no saben con quién hacerlo y tienen dudas sobre si la convivencia funcionará… Es en estas situaciones cuando puede surgir una oportunidad que resuelva de manera conjunta tales necesidades: Hogar y Café se plantea como posible solución a estos casos.

El equipo de Fundación Pilares proporciona una atención personalizada y “a la carta” a las personas que quieren compartir vivienda y ofrece un asesoramiento, acompañamiento y apoyo personal a lo largo de todo el proceso.

Consiste en que dos o más personas comparten una vivienda (propia o en alquiler), en la que los dormitorios son privados y el resto de estancias compartidas. Se concreta en dos modalidades:

  • Modalidad 1: Una de las personas es titular de la casa y está dispuesta a acoger a otra para compartirla. Se incluye también en esta opción la persona que decide trasladarse a la vivienda de otro, para compartirla.
  • Modalidad 2: Varias personas alquilan juntas una vivienda para compartirla.
Fundación Pilares asesora, acompaña y apoya «a la carta» en todo el proceso

En todos los casos, el plan de convivencia se establece conjuntamente entre las propias personas convivientes, mediante un acuerdo pactado que incluye sus gustos y preferencias, normas de convivencia, gastos compartidos, tareas domésticas, horas de descanso, visitas y pernoctas, animales de compañía…

Se promueve que las personas puedan conocerse previamente, para valorar si encajan y hay suficiente afinidad entre sí y, además, cuenten con un periodo de prueba de un mes de duración y la posibilidad de darse de baja y cesar la convivencia.

El programa Hogar y Café tiene también un papel de CONCIENCIACIÓN Y SENSIBILIZACIÓN hacia las mejoras que puede suponer esta opción de vivienda compartida para el bienestar y calidad de vida de las personas mayores.

Sigue el Programa Hogar y Café -Viviendas Compartidas entre Personas Mayores- en nuestra Web: http://www.fundacionpilares.net/hacemos/atencion-domicilio-entorno/hogar-cafe/index.php

Más información en:
Fundación Pilares para la autonomía personal:

C/ Escosura, 7. Madrid 28015
Telefóno: 91 130 52 28
www.fundacionpilares.org

conchi.garcia@fundacionpilares.org

Felices fiestas compartidas

Jubilares_Navidad_2015

Siempre en comunidad, con otras personas, amigas, vecinas, familiares, compañeras, contactos de redes sociales o incluso desconocidas que meramente devuelven una sonrisa…

Compartiendo, participando, colaborando, construimos la Navidad… y nuestra propia vida.

¡Muy felices fiestas y un gran 2016 de parte de Jubilares!

10 opciones para «compartir piso»

Dado el interés de este artículo, lo actualizamos con la información que nos vais dejando en vuestros comentarios.
¡Gracias por ello!

Hogar y café

hogar-cafe-cartel-01Recientemente la Fundación Pilares para la Autonomía Personal ha puesto en marcha en Madrid el programa de vivienda compartida para mayores de 60 años «Hogar y Café». Aquí un artículo específico. (Actualización 5 de agosto de 2019).

Compartir casa, ¿cosa de jóvenes?

Cualquier persona que quiere compartir piso acude a los portales de vivienda, donde ya existe tal opción, y puede encontrar decenas de miles en nuestro país: «pisos compartidos» en Idealista, en Easypiso, Pisoscompartidos… Sin embargo, el segmento de la población a quien va dirigido es, más o menos descrito de forma explícita, sin duda joven. Idealista, por ejemplo, tan solo diferencia entre «18-25, 25-35 y más de 35 años». En Easypiso, según cuenta ABC, no hay más de 100 personas jubiladas inscritas…

Tradicionalmente eran los y las estudiantes las personas que requerían de esta forma de vida, fundamentalmente por precio, pero también porque vivir con otras personas ofrece la independencia deseada: compartir tareas domésticas deja más tiempo para otras actividades; esa pequeña economía común ayuda a liberar de la dependencia económica parental. Así que nuevamente descubrimos que estar con otras personas, paradójicamente (en realidad, es lógico) nos hace más autónomas.

Un modelo en el recuerdo: "las chicas de oro" y una mesa camilla que las une hace más fuertes

Un modelo en el recuerdo: «las chicas de oro» y una mesa camilla que las hace más fuertes

Joyners

En ese tipo de portales de búsqueda el perfil habitual es el de personas que quieren compartir espacio de estudio con jóvenes universitarios, personas que desean mayoritariamente encontrarse con otras de su edad. Habiendo detectado una necesidad entre personas de otras edades, han surgido empresas como Joyners, que recuerdan que el envejecimiento poblacional lleva a la búsqueda de «nuevos formatos de hogar que nos ayuden a encarar la etapa adulta mejorando nuestra vitalidad». Su lema: «comparte hogar y disfruta de tu etapa adulta».

Joyners

La Casica de mis Abuelos

Hace años que Inés Hernández, fundadora de La Casica de mis Abuelos, lleva empeñada en fomentar una alternativa residencial para el envejecimiento activo: la más sencilla de llevar a cabo, viable económicamente, la que da salida a esa gran cantidad de grandes pisos vacíos repartidos por el centro de nuestras ciudades: compartir casa. Su empresa ayuda en la gestión de la asistencia a domicilio que se haya de requerir según el grado de dependencia de sus moradores. Así definen dos modelos:

Casica Abuelos

Viviendas compartidas:
Varias personas mayores comparten una misma vivienda (que puede ser la de uno/a de ellos/as), así como los gastos que se generan en ella. Deciden las normas de convivencia, se hacen compañía mutuamente, y se apoyan en las necesidades que vayan surgiendo. Cuentan con profesionales de referencia quienes median en la convivencia y con quienes pueden contar siempre que lo necesiten para aconsejarles y gestionarles soluciones ante las situaciones que vayan surgiendo.
Viviendas intergeneracionales:
Una persona mayor ofrece alojamiento en su domicilio a otra persona de una generación diferente que contribuiría con los gastos de la convivencia en común a cambio de apoyo, compañía y ayuda para realizar diferentes trámites. Existen profesionales que gestionan estos alojamientos, quienes supervisan esta convivencia y ayudan a que ésta sea adecuada en todo momento.

Compartir piso no es solo una alternativa en sentido negativo (por miedo) a la residencia de mayores, sino que se convierte en oportunidad para una lograr un estilo de vida que conduce a un envejecimiento activo seguramente más rico en compañía de otras personas.

Asociación Cicerón

En el extranjero se lleva mucho tiempo proponiendo esta forma de residencia no meramente espontánea sino organizada para un buen envejecimiento. Así comentamos ya en nuestro blog el caso francés y hace unos días leíamos sobre iniciativas en Alemania. En nuestro país hemos compartido piso de forma callada, pero hoy los medios online y redes sociales están ayudando a difundir el modelo cuando este es estructurado como tal. Así, la Asociación Cicerón creó ya en el año 1982 la vivienda de mayores «Cicerón-Torrijos», en la provincia de Toledo:

Logo_Asociación_CicerónEs una vivienda unifamiliar, similar a los hogares castellanos tradicionales, donde convive un grupo de 12 personas mayores (mujeres y hombres) sin lazos de consanguineidad que merced a la dinámica grupal existente han forjado vínculos de afecto y ayuda mutua CUASI-FAMILIARES, recordando un sistema comunal en el que las personas participantes comparten de forma más o menos equitativa y solidarias las tareas domésticas, económicas, sociales con la ayuda de dos Auxiliares de Vivienda que les acompañan en los cuidados que precisan y en otras actividades básicas de la vida diaria, y de una Coordinadora que es el motor y alma de la Casa, con una función añadida importante consistente en acercar los recursos socio-sanitarios a los inquilinos de la vivienda, como mediadora de recursos. “Diríamos que es una vivienda normal, para gente normal, donde cada residente hace una vida habitual a la que llevaba en su anterior domicilio y que está ubicada en un barrio céntrico de Torrijos (Toledo)”.Representa un modelo alternativo a las clásicas residencias.

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Las fotos muestran el día a día de un lugar donde las actividades de la vida cotidiana, las actividades «con sentido», son las que cobran verdadero significado para los moradores de la casa compartida, que realmente se sienten seguros, participan y mantienen o mejoran su salud. Recordamos, esa es la definición de envejecimiento activo.

Residencia-hogar. O Lecer, Atendo

El modelo hogar es clave en el diseño de la vivienda. Eso supone contar con una estética doméstica (no residencial, hotelera u sanitaria), pero sobre todo con una personalización del espacio en que se vive. Esa personalización, por supuesto, se lleva a los servicios asistenciales cuando son necesarios. Así, contando con una verdadera asistencia integral y centrada en la persona (AICP), la diferencia se hace mínima entre una «vivienda compartida con AICP» y una «residencia-hogar», como la que propone O Lecer en Vigo, una de las Buenas Prácticas de la Red Modelo y Ambiente de la Fundación Pilares. Estas pequeñas residencias pueden implantarse en grandes pisos, como el de Atendo, que sirve a 12 personas en el centro de Vigo.

Provivienda. «Compartiendo casa, compartiendo vida»

provivienda Compartir piso no es tan fácil como encontrar compañeros. Es importante que la solución sea accesible a todas las personas. Es en este sentido en el que trabaja la Fundación Diversitas y su iniciativa Provivienda. Como comentaba Marta Romero en Envejecimiento [en-red], personas que viven solas, o que tienen dificultad para alquilar una vivienda, pueden solicitar la participación en este programa de «solidaridad y convivencia»:

fundacion-diversitas“Compartiendo casa, compartiendo vida” es un proyecto de convivencia entre personas solas, mayores de 65 años, y personas o familias con dificultades de acceso a la vivienda. Éste surge con el fin de aprovechar las potencialidades de ambos grupos de población y desarrollar un espíritu solidario, fomentando la creación de redes de apoyo intergeneracional e intercultural.

“Compartiendo casa, compartiendo vida” se caracteriza por que la persona mayor ofrece su vivienda habitual para compartirla con familias o personas que, por alguna razón, tienen dificultades para acceder a una vivienda en el mercado libre del alquiler.  A cambio del alojamiento, la persona o personas que entran a vivir en la casa acompañarán en el hogar y ayudarán a la persona mayor en sus tareas diarias, creándose un espacio de convivencia beneficioso para ambas partes:

  1. Por un lado, se facilita el acceso a la vivienda a personas o familias en situación de vulnerabilidad social
  2. Por otro lado, se mejora la calidad de vida de las personas mayores

Durante este proceso, Provivienda, en colaboración con Fundación Diversitas, realiza acompañamiento, mediación y seguimiento de la convivencia, para asegurar que la relación se desarrolla correctamente.

Fundación Llars CompartidesFundació Llars Compartides

La Fundación Llars Compartides trabaja en una línea similar, en este caso alquilando los pisos de que ella misma es propietaria. Cuenta en la actualidad con 8 pisos en Barcelona y 1 en Badalona, donde conviven 3 ó 4 personas. Así describen su trabajo:

Ofrecemos la posibilidad de disfrutar de una vivienda adecuada a:

  • Personas mayores que a pesar de cobrar una pensión, tienen dificultades para acceder a una vivienda digna y/o accesible.
  • Personas mayores que sufren soledad, falta de apoyo familiar o quieren simplemente optar por un estilo de envejecimiento autónomo.

La Fundación es la arrendataria de los pisos. Los residentes de los hogares pagan a la Fundación en función de su nivel de renta, como máximo un tercio de su pensión, y se hacen cargo entre todos de los gastos de suministros. Semanalmente supervisamos la convivencia y el bienestar de los residentes de los hogares. Todas las peticiones que atendemos vienen derivadas por los servicios sociales municipales.

Los amigos crean «familia» que se apoya, que aúna esfuerzos. El testimonio del vídeo es emocionante y muy ilustrativo.

Otras fórmulas: estudiantes, intercambios…

estudiante y persona mayorPara lo alargar más el texto, dejaremos para otro post iniciativas de tipo intergeneracional, basadas inicialmente en la convivencia de estudiantes que «acompañan» a personas mayores; éstas a su vez ofrecen la calidez de un hogar y la posibilidad de acceso a un piso en condiciones económicas. Ese intercambio aparentemente pragmático y unidireccional de compañía se torna finalmente una experiencia enriquecedora para ambas partes, de ayuda mutua solidaridad intergeneracional. Existen programas de este tipo en multitud de universidades españolas.

Se trata de la fórmula extendida en muchos países es el homesharing, o intercambio de alojamiento por ayudas de algún tipo (cuidados, tareas domésticas, etc.). En este directorio se presentan estos 16 programas:

  • Fundació Catalunya La Pedrera. Programa VIVE Y CONVIVE con 34 programas en universidades españolas:Girona, Lleida, Tarragona, Badalona, Barbera del Vallès,Castelldefels, Cerdanyola, L’Hospitalet de Llobregat, Salt, Reus, Manresa, Mataró,Sabadell,Sant Cugat, Terrassa, Vic,Palmade Mallorca, Castellón, Valencia,Gandia,Madrid,Alcalá de Henares, San Sebastián de los Reyes, Zaragoza, Cáceres, Badajoz
  • Albacete: Ayuntamiento. «Convivencia entre mayores y jóvenes estudiantes»
  • Alicante: Asociación Universitaria para la promoción del voluntariado. «Alojamiento por compañía» (mayores y estudiantes)
  • Almería: Universidad de Almería. «Programa de alojamiento de estudiantes universitarios con personas mayores»
  • Barcelona: Almics de laLLAR.
  • Bilbao: Universidad de Bilbao-Deusto. Convivencia Intergeneracional y Ayuda Mutua
  • Cádiz: Junta de Andalucía. «Programa de convivencia de jóvenes universitarios con personas mayores y/o discapacitadas»
  • Granada: Universidad de Granada. «Alojamiento Alternativo: Tercera edad-estudiantes».
  • Las Palmas de Gran Canaria: Universidad de Las Palmas G.C. «Servicio de Alojamiento Alternativo»
  • León: E.U.T.S. Nuestra Señora del Camino de León. «Servicio de Convivencia Ancianos – universitarios»
  • En Madrid al menos 7 universidades participan en el programa «Convive» en colaboración con la ONG Solidarios para el Desarrollo:
  • Málaga: Universidad de Málaga. «Programa de Alojamiento de Estudiantes Universitarios con Personas Mayores»
  • Murcia: Universidad de Murcia. «Convivencia ENTRE generaciones» (mayores-estudiantes)
  • Salamanca: Universidad de Salamanca. «Programa de Alojamientos Compartidos entre Universitarios y Personas Mayores»
  • Santiago de Compostela: Instituto Gerontológico Gallego. «Convivencia Intergeneracional»
  • San Sebastián: Ayuntamiento. «Programa para la convivencia entre estudiantes y personas mayores»
  • Sevilla: Universidad de Sevilla. «Programa de Alojamiento de Universitarios/as con Personas Mayores, Discapacitadas y Padres/Madres con hijos a su cargo»
  • Valladolid: Universidad de Valladolid. «Programa de acercamiento intergeneracional»

(Información de contacto para todos estos programas, aquí: homesharing-en-espana-2015)

El intercambio de casa o habitación, en muchos casos compartiendo espacio con los residentes habituales, también está incrementando un verdadero auge en los últimos tiempos. Páginas como Airbnb lo favorecen; también proyectos planteados de forma específica para personas mayores, como LinkedAge, del que ya hablamos aquí en otra ocasión. En algunos casos el objetivo es aprender otros idiomas, algo para lo que no existe una edad…

Seguimos constatando que en nuestro país existe un interés creciente en fórmulas alternativas a las opciones residenciales habituales. La reformulación paulatina de los roles familiares («no quiero ser una carga para mis hijos»…), la crisis económica, la asunción de derechos como la propia autonomía personal… llevan a considerar como opciones reales aquéllas que hace tiempo sólo eran objeto de charla de bar: ¿Y si vivimos todos juntos?

Un jubilar (cohousing) no es una casa compartida

Finalizamos aclarando, para evitar confusiones, que el modelo que desde nuestra asociación principalmente fomentamos, el «jubilar» (senior cohousing), no es implica «compartir piso». Cada una de las unidades residenciales que conforman la cooperativa tiene carácter de vivienda de uso privativo, si bien existen zonas comunes, consideradas como extensión del hogar, y que favorecen la vida comunitaria. El cohousing aporta más opciones de privacidad o comunidad, a costa también de construir una comunidad más grande (15-30 viviendas).

y-si-vivimos-todos-juntosUn jubilar es este modelo autopromovido y autogestionado de cooperativa, mas es objetivo prioritario de la asociación Jubilares apoyar también iniciativas como las comentadas en este artículo, como entornos donde envejecer de forma autónoma e inclusiva. La vivienda compartida es una opción real, asequible y enriquecedora para vivir en compañía, con el soporte emocional que aporta resiliencia y autonomía personal, ayudando a desarrollar  y mantener nuestras múltiples capacidades.

Si conocéis algún proyecto o referencia más os agradeceríamos que lo añadiérais en los comentarios; así podemos completar esta pequeña guía. También animamos a comentar acerca de vuestra propia experiencia, si la tenéis en cualquiera de los casos.

Compartir piso

Mon pere c´etai toiSe busca abuelo para compartir piso. Es el título de una reciente novela francesa que parte de una situación hasta hace poco inédita: un grupo de personas mayores comparten gastos, espacio y convivencia entre las paredes de un piso grande. Se apoyan mutuamente, se encuentran seguros y esto les hace ser más autónomos. Sobre el tema, por cierto, el libro no da más; el resto a nuestro juicio resulta una superficial novela juvenil de aventuras.

En Francia el piso compartido para personas mayores empieza a ser una realidad habitual. Ya hace años Christiane Baumelle, psicóloga jubilada autora del «Manual de supervivencia senior compartida», creó la asociación La Trame con el propósito de ayudar a constituir «unidades de vida colectivas de entre 4 y 8 personas» a las que llama «Cocon3s» (las «3 s» significan solidarios, séniors y solos). La asociación dispone de una web, un foro online y organiza en varias ciudades de Francia los «encuentros de la casa compartida» para poner en relación a los que buscan convivir.

«Cuesta que arranque», confiesa Baumelle a Le Monde. «La vivienda compartida entre mayores no tiene nada que ver con la de estudiantes. Los jubilados que se lanzan a esta aventura deben estar listos para desprenderse de su vivienda, separarse de una parte de sus muebles, y para convivir después de años de vida en solitario y de costumbres muy afianzadas», advierte.

Constatamos la opinión de Baumelle cuando habla de la necesidad de vencer fuertes resistencias. Nadie toma tan en consideración la mudanza cuando se es estudiante y sin embargo en la madurez pareciera que no puede caber el error.

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En Nantes, Gerard (en el centro) quiso compartir la casa con otras personas

Las personas más interesadas en estos programas son mujeres alrededor de los 65 años que buscan compartir casa grande. «Los hombres se interesan si están enfermos», bromea la creadora de La Trame, «¡todavía están acostumbrados a hacerse servir!». Para Baumelle, lo ideal es una vivienda con al menos cuatro personas, para crear un ambiente en el que se sientan realmente libres.

Sin duda los pisos compartidos requieren una actitud abierta, ya que acarrean una convivencia muy estrecha. Son un modelo más que sumar a la oferta existente, en la que la variedad es la mejor garantía de que cada uno encuentre la solución que mejor se adapta a sus preferencias.

Ejemplos Internacionales (VII): Awichas bolivianas

awicha

“No quiero rejuvenecer, ya he sido niña y he corrido, he jugando como niña, ya he sido joven y he bailado, he enamorado, he gozado y sufrido mi juventud, he criado hijos y me han dado alegrías y penas, ahora quiero ser vieja, quiero gozar y sufrir mi vejez, eso es lo que correctamente me toca”.

Awicha en la lengua aymara quiere decir «abuela», pero también se aplica, en sentido cariñoso, a las ancianas de la comunidad.

«Ser mujer, pobre, india y vieja en medio de la ciudad» es, según Mercedes Zerda y Javier Mendoza (ver La Comunidad Awicha en La Paz, Bolivia), equivalente a marginación social. Las awichas están sujetas a una múltiple discriminación y se sienten inútiles en la ciudad.

Las cuatro awichas que fundaron en 1985 la casa autogestionada del Pampahasi, en La Ciudad de El Alto (La Paz, Bolivia) buscaban ese hueco dentro de la ciudad. Querían una casa, tal y como cuenta en «Mi historia de la comunidad awicha de Pampajasi» Elena Apílanez, «en la que vivir y morir juntas», compartiendo «escenas y momentos de la vida cotidiana». Se guiaron por sus tradiciones y se organizaron de forma natural como ellas sabían: estableciendo turnos para dirigir la comunidad, en una aceptación de responsabilidades casi ritual. Para el sistema de servicios colectivos así creado se contó desde el principio con las mujeres mayores en una primera propuesta intergeneracional.

Hay que decir que la casa comunal de Pampahasi tuvo un apoyo externo clave, la de la organización Helpage International, así como de la sueca Svalorna. Ellas ayudaron a que del primer grupo embrionario (14) se pasara a 40 habitantes de una gran casa en torno a un patio central.

La estructura socio-territorial y económica de la comunidad aymara es la del tradicional «ayllu», donde el territorio es propiedad común y los preceptos fundamentales la autogestión y la autodeterminación. Las relaciones humanas, dentro y fuera del ayllu se basa en los principios de reciprocidad (ayni) -como sustento básico de las relaciones humanas y postulado lingüístico por medio del cual emana la preocupación por la persona con la que se interactúa- y de intercambio (mink´a) basado en el servicio comunitario que las personas y familias prestan a favor tanto de otras familias. La filosofía aymara también asume un principio de complementariedad, el que da lugar a la creencia de que ningún se existe por sí mismo sino teniendo un complemento.

Las awichas deciden de forma consensuada, las tareas se reparten equitativamente, se organizan comisiones de trabajo y semanalmente evalúan los resultados. Es la propia comunidad la que decide quién pasa a formar parte de la misma. Los primeros años solo estaba formada por mujeres, posteriormente se incorporando los hombres ancianos (achachilas). Hoy exigen tener más de sesenta años y encontrarse en una situación socioeconómica que no les permita otros apoyos familiares. El usufructo de la habitación asignada a cada persona es vitalicio, y a su muerte no es heredable, sino que pasa de nuevo a la comunidad awicha, quien asigna un nuevo morador.

Las casas comunales incluyen zonas de cría de animales, comedores comunitarios (que sirven también a personas externas a la comunidad) y áreas de trabajo artesanal que sirve a la generación de ingresos propios.

El crecimiento de la comunidad, que hoy supera la centena, pasó por una decisión que Jubilares también comparte: el número de las comunidades no puede ser tan grande como para que la estructura de autogestión se malogre: así en 2005, cuando se rodó el vídeo, ya se habían formado 5 casas dentro de la estructura de Pampahasi. Y años más tarde ya existen seis grupos urbanos y otros siete rurales, relacionados también entre sí en esa red intergrupal que también es clave en nuestro modelo de jubilares.

En este vídeo los miembros de la comunidad awicha de Pampahasi hablan de sus preocupaciones y esperanzas y explican cuál es el objetivo de su organización que, según sus palabras, es facilitar un envejecimiento saludable integral en el marco de la autonomía y respeto a sus tradiciones.

El ejemplo nos parece interesante porque una vez más demuestra la fuerza de la comunidad de personas frente a una sociedad que individualmente las excluye. Porque obervamos que la necesidad de vivir con y como uno elige libremente es universal y profundamente humana. Porque acredita, como en muchos otros casos de cohousing,  que la autogestión es posible aún en los casos en que las condiciones son desfavorables.

Los valores que transmiten este pequeño grupo de personas son muchos: se han convertido en referente al respeto al mayor (propio de su propia cultura aymara), en reivindicación de la ancianidad como parte de la vida. Dice María:

“En la radio han dicho: ‘Aunque el cuerpo esté anciano, siempre hay que tener el espíritu joven’. No entiendo eso, ¿acaso es malo tener un espíritu anciano como nuestro cuerpo?”

Piensan que tienen una labor importante que hacer: sienten la responsabilidad de fomentar y transmitir una cultura (ej. música y danza nativas). La comunidad awicha es hoy una importante impulsora de un movimiento que reivindica los derechos de las personas mayores, en Bolivia y en el mundo. Ha sido referente de políticas y programas de protección de los mayores. Es miembro de la Red Defensa del Anciano, pertenece a la Red  del Consejo de Venerables Ancianos de la Paz, la Asociación Nacional del Adulto Mayor y la Red «Tiempos» de Latinoamérica y el Caribe.

Bancos de tiempo para el envejecimiento activo

¿Alguien me ayuda con la mudanza? Yo sé planchar. Los bancos de tiempo sirven para intercambiar horas de trabajo en cualquier actividad con una fórmula sencilla de reciprocidad: las horas valen lo mismo sea cual sea el servicio que se presta al otro. Una fórmula que, aplicada a la vida de las personas mayores, da valor a los conocimientos y aptitudes de las personas, sea cualquiera su origen, posición social, sexo o edad. Y puesto que favorece la participación, seguridad y salud, se trata además de una forma ideal de envejecimiento activo.

time-bank

Nicolás Alonso, presidente de la Asociación para el Desarrollo de los Bancos de Tiempo (ADBdT), afirma para Noticias Positivas que los Bancos de Tiempo «permiten conocer a tus vecinos y formar parte de este sistema de ayuda mutua forja lazos sólidos entre las personas. Se teje una red social que empodera a las comunidades y les permite ser más resistentes a las situaciones externas a la comunidad. Nuevos amigos, personas que se ayudan profesionalmente y luego encuentran trabajo, alguna nueva relación amorosa. Hay tantas anécdotas positivas cuando las personas se unen en una comunidad con la única finalidad de echarse una mano los unos a los otros relacionándose con igualdad que no es necesario destacar ninguna de ellas, todas merecen ser destacadas”. Ahí va un ejemplo, en los Barrios Altos de Bilbao:

mapa_mapuntoEn la actualidad ADBdT tiene constancia de la existencia de más de de 300 Bancos de Tiempo en España y la mayor concentración de iniciativas se encuentran en Cataluña y Madrid. “En Galicia se abrieron muchos desde la Xunta pero algunos de ellos ya no siguen en marcha. No se trata de abrir bancos a discreción, deben ser grupos de personas con la motivación suficiente, perseverar en el trabajo para fomentar su uso y su buen funcionamiento”, explica Alonso Nicolás a Noticias Positivas. El objetivo de la ADBdT es llegar a tener un sitio que aúne todas las experiencias que se están desarrollando en España en los últimos años. “Si los Bancos de Tiempo comparten experiencias, conocimientos y recursos podemos pasar de meras experiencias marginales a generar un movimiento masivo en pro de todas las personas y de su capacidad universal para aportar valor a la sociedad”. En este mapa se pueden localizar las experiencias.

Los bancos de tiempo son una de estas alternativas, junto a la moneda social, los trueques, etc. que han surgido con fuerza en época de crisis; pero suponen algo más que una forma coyuntural de afrontar tiempos difíciles. Los bancos de tiempo están sirviendo para que personas sin actividad laboral, ya sea porque están en paro o porque se jubilaron, se sientan de nuevo útiles en la sociedad. Sirve para dar valor a las personas y a su tiempo pero también para fomentar las relaciones sociales, crear comunidades más fuertes de vecinos, para hacer verdadero envejecimiento activo, para luchar contra la soledad, promover la solidaridad e igualdad entre estratos sociales, y contribuir, en definitiva, a crear entornos más humanos en los que vivir.

¡Intercambiamos casa!

linkedage2¿Te gustaría vivir en Munich, en Florencia o  en Gijón una temporada al mismo precio de lo que te cuesta vivir aquí?

Estos días hemos leído en la prensa de la iniciativa llamada LinkedAge, una aplicación inspirada en el programa Erasmus y diseñada como otras redes sociales.

Ofrece a las personas mayores la posibilidad de intercambiar sus residencias (ya sean particulares o en hogares compartidos) o bien alquilar habitaciones a precios reducidos en residencias con plazas disponibles. La diferencia con las plataformas online de reservas de hoteles que ya existen (booking…) reside en la especialización del servicio. El intercambio o alquiler a través de LinkedAge garantizaría y facilitaría a las personas mayores la asistencia médica en los lugares de destino, los cuidados físicos y ayudas a los que tengan algún tipo de dependencia, así como la vigilancia en la dieta alimenticia.

Como venimos comentando de hace tiempo, una nueva economía basada en lo colaborativo se extiende como alternativa en tiempos de crisis. También como una opción éticamente más aceptable. Mediante Couchsurfing (que es gratuito) o Airbnb (de pago) es muy simple viajar y alojarse en casa de desconocidos en cualquier lugar del mundo. También se puede encontrar fácilmente con quien compartir actividades (Trip4real o Sherpandipity) o las comidas (EatWith).

Desde la asociación Jubilares, como red de cooperativas jubilares en España, apoyamos este tipo de enriquecedoras iniciativas, que podrán servir, eso esperamos, para conocer otras formas de vivir: por ejemplo, los «senior cohousing» en que se refleja nuestro modelo «jubilar». Creemos que con proyectos como este la red de Jubilares podrá ser más amplia. Intentaremos, por tanto, colaborar con redes como LinkedAge para ello. Ya os informaremos.

El «boom» de lo colaborativo. ¿Preparados para compartir?

consumo-colaborativoEl artículo de El Mundo del día 13 de enero de 2013 se titulaba «El boom del consumo colaborativo». Pero esto va más allá del mero consumo…

Cuando comenzamos hace tiempo a intuir que nuestra sociedad sí estaba preparada para asumir propuestas como la de Jubilares, continuamente escuchábamos argumentos como «los españoles no somos así…», «la gente es muy individualista, esto no prosperará…». En fin, algunos nos querían dar ánimos y amablemente nos decían «Bueno, siempre hay gente para todo…»

A la pregunta planteada en el artículo «¿Está nuestra sociedad preparada para compartir o estamos aún muy arraigados a lo que nos queda?» responden un par de expertos:

«Hace falta un cambio de mentalidad colectiva y cultural importante, y eso difícilmente se puede hacer sin que las grandes instituciones públicas y privadas apuesten por la economía colaborativa como un modelo complementario» (Luis Tamayo Izquierdo, sociólogo analista de tendencias y consumos). Sin embargo asegura que ya «estamos a las puertas de un giro profundo que va más allá de lo estrictamente económico: Igual que nos enseñaron y nos alentaron a ser hiperconsumistas, a usar y tirar, nos tendrán que enseñar a compartir bienes«. «Compartir es algo tan natural como poseer», asegura Tamayo. «Lo que ocurre es que venimos de una hipertrofia de la propiedad privada, un exceso del individualismo donde el yo es insaciable y se confunde el ser con el tener. Confundimos consumo con identidad y nos olvidamos de que consumir es sólo eso, usar algo».

Albert Cañigueral, creador de www.consumocolaborativo.com y conector en Barcelona de Ouishare, afirma que «Se está produciendo una cambio de valores, de la propiedad al uso, y al mismo tiempo la gente se está dando cuenta de que todo son beneficios con el modelo colaborativo: eliminas intermediarios, creas comunidad, ahorras dinero, haces dinero ‘extra’…».

consumo colaborativoEl artículo expone un amplio abanico de experiencias de éxito apabullante, que van desde el coche compartido entre particulares (BlablacarSocialCar, Carpooling.es, Amovens.comZipcar…); casas compartidas para hacer turismo (Airbnb, Knok.com); financiación de proyectos de forma colaborativa, el ahora llamado crowdfunding (Verkami, Goteo…);  mercadillos de intercambio de objetos: Nolotiro.org, Segundamanita.com, especializado en ropa y accesorios de niños, Bookcrossing para el trueque de libros; HuertosCompartidos para compartir espacios de cultivo; comidas compartidas (eatwith.com, mealisready.net, mealmeats.com)…

Otras formas de obtener beneficio en lo colaborativo son las que proponen Comunitae (para el préstamo entre particulares), Etece.es para realizar todo tipo de tareas, desde colgar cuadros a montar muebles de Ikea; Busuu.com (la comunidad para aprender idiomas), Arttroop (el makerplace de arte) o FON.es (compartir el wifi legalmente).

Añadimos algo más sobre el tema: otro artículo sobre la economía del dar y compartir, del mismo autor, Carlos Fresneda, en su propio blog. Y un documento, Innovación Social. Introducción al Consumo Colaborativo, de Albert Cañigueral Bagó. Disponible también en www.consumocolaborativo.com

Con este breve listado que nos propone el articulista y la referencia a los miles de usuarios queda sobradamente respondida la pregunta de arriba. Desde nuestro blog animamos a añadir otros sitios o formas de compartir, útiles para estos tiempos (y los que vengan…). Podéis emplear el apartado «Deja un comentario».