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10 opciones para «compartir piso»

Dado el interés de este artículo, lo actualizamos con la información que nos vais dejando en vuestros comentarios.
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Hogar y café

hogar-cafe-cartel-01Recientemente la Fundación Pilares para la Autonomía Personal ha puesto en marcha en Madrid el programa de vivienda compartida para mayores de 60 años «Hogar y Café». Aquí un artículo específico. (Actualización 5 de agosto de 2019).

Compartir casa, ¿cosa de jóvenes?

Cualquier persona que quiere compartir piso acude a los portales de vivienda, donde ya existe tal opción, y puede encontrar decenas de miles en nuestro país: «pisos compartidos» en Idealista, en Easypiso, Pisoscompartidos… Sin embargo, el segmento de la población a quien va dirigido es, más o menos descrito de forma explícita, sin duda joven. Idealista, por ejemplo, tan solo diferencia entre «18-25, 25-35 y más de 35 años». En Easypiso, según cuenta ABC, no hay más de 100 personas jubiladas inscritas…

Tradicionalmente eran los y las estudiantes las personas que requerían de esta forma de vida, fundamentalmente por precio, pero también porque vivir con otras personas ofrece la independencia deseada: compartir tareas domésticas deja más tiempo para otras actividades; esa pequeña economía común ayuda a liberar de la dependencia económica parental. Así que nuevamente descubrimos que estar con otras personas, paradójicamente (en realidad, es lógico) nos hace más autónomas.

Un modelo en el recuerdo: "las chicas de oro" y una mesa camilla que las une hace más fuertes

Un modelo en el recuerdo: «las chicas de oro» y una mesa camilla que las hace más fuertes

Joyners

En ese tipo de portales de búsqueda el perfil habitual es el de personas que quieren compartir espacio de estudio con jóvenes universitarios, personas que desean mayoritariamente encontrarse con otras de su edad. Habiendo detectado una necesidad entre personas de otras edades, han surgido empresas como Joyners, que recuerdan que el envejecimiento poblacional lleva a la búsqueda de «nuevos formatos de hogar que nos ayuden a encarar la etapa adulta mejorando nuestra vitalidad». Su lema: «comparte hogar y disfruta de tu etapa adulta».

Joyners

La Casica de mis Abuelos

Hace años que Inés Hernández, fundadora de La Casica de mis Abuelos, lleva empeñada en fomentar una alternativa residencial para el envejecimiento activo: la más sencilla de llevar a cabo, viable económicamente, la que da salida a esa gran cantidad de grandes pisos vacíos repartidos por el centro de nuestras ciudades: compartir casa. Su empresa ayuda en la gestión de la asistencia a domicilio que se haya de requerir según el grado de dependencia de sus moradores. Así definen dos modelos:

Casica Abuelos

Viviendas compartidas:
Varias personas mayores comparten una misma vivienda (que puede ser la de uno/a de ellos/as), así como los gastos que se generan en ella. Deciden las normas de convivencia, se hacen compañía mutuamente, y se apoyan en las necesidades que vayan surgiendo. Cuentan con profesionales de referencia quienes median en la convivencia y con quienes pueden contar siempre que lo necesiten para aconsejarles y gestionarles soluciones ante las situaciones que vayan surgiendo.
Viviendas intergeneracionales:
Una persona mayor ofrece alojamiento en su domicilio a otra persona de una generación diferente que contribuiría con los gastos de la convivencia en común a cambio de apoyo, compañía y ayuda para realizar diferentes trámites. Existen profesionales que gestionan estos alojamientos, quienes supervisan esta convivencia y ayudan a que ésta sea adecuada en todo momento.

Compartir piso no es solo una alternativa en sentido negativo (por miedo) a la residencia de mayores, sino que se convierte en oportunidad para una lograr un estilo de vida que conduce a un envejecimiento activo seguramente más rico en compañía de otras personas.

Asociación Cicerón

En el extranjero se lleva mucho tiempo proponiendo esta forma de residencia no meramente espontánea sino organizada para un buen envejecimiento. Así comentamos ya en nuestro blog el caso francés y hace unos días leíamos sobre iniciativas en Alemania. En nuestro país hemos compartido piso de forma callada, pero hoy los medios online y redes sociales están ayudando a difundir el modelo cuando este es estructurado como tal. Así, la Asociación Cicerón creó ya en el año 1982 la vivienda de mayores «Cicerón-Torrijos», en la provincia de Toledo:

Logo_Asociación_CicerónEs una vivienda unifamiliar, similar a los hogares castellanos tradicionales, donde convive un grupo de 12 personas mayores (mujeres y hombres) sin lazos de consanguineidad que merced a la dinámica grupal existente han forjado vínculos de afecto y ayuda mutua CUASI-FAMILIARES, recordando un sistema comunal en el que las personas participantes comparten de forma más o menos equitativa y solidarias las tareas domésticas, económicas, sociales con la ayuda de dos Auxiliares de Vivienda que les acompañan en los cuidados que precisan y en otras actividades básicas de la vida diaria, y de una Coordinadora que es el motor y alma de la Casa, con una función añadida importante consistente en acercar los recursos socio-sanitarios a los inquilinos de la vivienda, como mediadora de recursos. “Diríamos que es una vivienda normal, para gente normal, donde cada residente hace una vida habitual a la que llevaba en su anterior domicilio y que está ubicada en un barrio céntrico de Torrijos (Toledo)”.Representa un modelo alternativo a las clásicas residencias.

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Las fotos muestran el día a día de un lugar donde las actividades de la vida cotidiana, las actividades «con sentido», son las que cobran verdadero significado para los moradores de la casa compartida, que realmente se sienten seguros, participan y mantienen o mejoran su salud. Recordamos, esa es la definición de envejecimiento activo.

Residencia-hogar. O Lecer, Atendo

El modelo hogar es clave en el diseño de la vivienda. Eso supone contar con una estética doméstica (no residencial, hotelera u sanitaria), pero sobre todo con una personalización del espacio en que se vive. Esa personalización, por supuesto, se lleva a los servicios asistenciales cuando son necesarios. Así, contando con una verdadera asistencia integral y centrada en la persona (AICP), la diferencia se hace mínima entre una «vivienda compartida con AICP» y una «residencia-hogar», como la que propone O Lecer en Vigo, una de las Buenas Prácticas de la Red Modelo y Ambiente de la Fundación Pilares. Estas pequeñas residencias pueden implantarse en grandes pisos, como el de Atendo, que sirve a 12 personas en el centro de Vigo.

Provivienda. «Compartiendo casa, compartiendo vida»

provivienda Compartir piso no es tan fácil como encontrar compañeros. Es importante que la solución sea accesible a todas las personas. Es en este sentido en el que trabaja la Fundación Diversitas y su iniciativa Provivienda. Como comentaba Marta Romero en Envejecimiento [en-red], personas que viven solas, o que tienen dificultad para alquilar una vivienda, pueden solicitar la participación en este programa de «solidaridad y convivencia»:

fundacion-diversitas“Compartiendo casa, compartiendo vida” es un proyecto de convivencia entre personas solas, mayores de 65 años, y personas o familias con dificultades de acceso a la vivienda. Éste surge con el fin de aprovechar las potencialidades de ambos grupos de población y desarrollar un espíritu solidario, fomentando la creación de redes de apoyo intergeneracional e intercultural.

“Compartiendo casa, compartiendo vida” se caracteriza por que la persona mayor ofrece su vivienda habitual para compartirla con familias o personas que, por alguna razón, tienen dificultades para acceder a una vivienda en el mercado libre del alquiler.  A cambio del alojamiento, la persona o personas que entran a vivir en la casa acompañarán en el hogar y ayudarán a la persona mayor en sus tareas diarias, creándose un espacio de convivencia beneficioso para ambas partes:

  1. Por un lado, se facilita el acceso a la vivienda a personas o familias en situación de vulnerabilidad social
  2. Por otro lado, se mejora la calidad de vida de las personas mayores

Durante este proceso, Provivienda, en colaboración con Fundación Diversitas, realiza acompañamiento, mediación y seguimiento de la convivencia, para asegurar que la relación se desarrolla correctamente.

Fundación Llars CompartidesFundació Llars Compartides

La Fundación Llars Compartides trabaja en una línea similar, en este caso alquilando los pisos de que ella misma es propietaria. Cuenta en la actualidad con 8 pisos en Barcelona y 1 en Badalona, donde conviven 3 ó 4 personas. Así describen su trabajo:

Ofrecemos la posibilidad de disfrutar de una vivienda adecuada a:

  • Personas mayores que a pesar de cobrar una pensión, tienen dificultades para acceder a una vivienda digna y/o accesible.
  • Personas mayores que sufren soledad, falta de apoyo familiar o quieren simplemente optar por un estilo de envejecimiento autónomo.

La Fundación es la arrendataria de los pisos. Los residentes de los hogares pagan a la Fundación en función de su nivel de renta, como máximo un tercio de su pensión, y se hacen cargo entre todos de los gastos de suministros. Semanalmente supervisamos la convivencia y el bienestar de los residentes de los hogares. Todas las peticiones que atendemos vienen derivadas por los servicios sociales municipales.

Los amigos crean «familia» que se apoya, que aúna esfuerzos. El testimonio del vídeo es emocionante y muy ilustrativo.

Otras fórmulas: estudiantes, intercambios…

estudiante y persona mayorPara lo alargar más el texto, dejaremos para otro post iniciativas de tipo intergeneracional, basadas inicialmente en la convivencia de estudiantes que «acompañan» a personas mayores; éstas a su vez ofrecen la calidez de un hogar y la posibilidad de acceso a un piso en condiciones económicas. Ese intercambio aparentemente pragmático y unidireccional de compañía se torna finalmente una experiencia enriquecedora para ambas partes, de ayuda mutua solidaridad intergeneracional. Existen programas de este tipo en multitud de universidades españolas.

Se trata de la fórmula extendida en muchos países es el homesharing, o intercambio de alojamiento por ayudas de algún tipo (cuidados, tareas domésticas, etc.). En este directorio se presentan estos 16 programas:

  • Fundació Catalunya La Pedrera. Programa VIVE Y CONVIVE con 34 programas en universidades españolas:Girona, Lleida, Tarragona, Badalona, Barbera del Vallès,Castelldefels, Cerdanyola, L’Hospitalet de Llobregat, Salt, Reus, Manresa, Mataró,Sabadell,Sant Cugat, Terrassa, Vic,Palmade Mallorca, Castellón, Valencia,Gandia,Madrid,Alcalá de Henares, San Sebastián de los Reyes, Zaragoza, Cáceres, Badajoz
  • Albacete: Ayuntamiento. «Convivencia entre mayores y jóvenes estudiantes»
  • Alicante: Asociación Universitaria para la promoción del voluntariado. «Alojamiento por compañía» (mayores y estudiantes)
  • Almería: Universidad de Almería. «Programa de alojamiento de estudiantes universitarios con personas mayores»
  • Barcelona: Almics de laLLAR.
  • Bilbao: Universidad de Bilbao-Deusto. Convivencia Intergeneracional y Ayuda Mutua
  • Cádiz: Junta de Andalucía. «Programa de convivencia de jóvenes universitarios con personas mayores y/o discapacitadas»
  • Granada: Universidad de Granada. «Alojamiento Alternativo: Tercera edad-estudiantes».
  • Las Palmas de Gran Canaria: Universidad de Las Palmas G.C. «Servicio de Alojamiento Alternativo»
  • León: E.U.T.S. Nuestra Señora del Camino de León. «Servicio de Convivencia Ancianos – universitarios»
  • En Madrid al menos 7 universidades participan en el programa «Convive» en colaboración con la ONG Solidarios para el Desarrollo:
  • Málaga: Universidad de Málaga. «Programa de Alojamiento de Estudiantes Universitarios con Personas Mayores»
  • Murcia: Universidad de Murcia. «Convivencia ENTRE generaciones» (mayores-estudiantes)
  • Salamanca: Universidad de Salamanca. «Programa de Alojamientos Compartidos entre Universitarios y Personas Mayores»
  • Santiago de Compostela: Instituto Gerontológico Gallego. «Convivencia Intergeneracional»
  • San Sebastián: Ayuntamiento. «Programa para la convivencia entre estudiantes y personas mayores»
  • Sevilla: Universidad de Sevilla. «Programa de Alojamiento de Universitarios/as con Personas Mayores, Discapacitadas y Padres/Madres con hijos a su cargo»
  • Valladolid: Universidad de Valladolid. «Programa de acercamiento intergeneracional»

(Información de contacto para todos estos programas, aquí: homesharing-en-espana-2015)

El intercambio de casa o habitación, en muchos casos compartiendo espacio con los residentes habituales, también está incrementando un verdadero auge en los últimos tiempos. Páginas como Airbnb lo favorecen; también proyectos planteados de forma específica para personas mayores, como LinkedAge, del que ya hablamos aquí en otra ocasión. En algunos casos el objetivo es aprender otros idiomas, algo para lo que no existe una edad…

Seguimos constatando que en nuestro país existe un interés creciente en fórmulas alternativas a las opciones residenciales habituales. La reformulación paulatina de los roles familiares («no quiero ser una carga para mis hijos»…), la crisis económica, la asunción de derechos como la propia autonomía personal… llevan a considerar como opciones reales aquéllas que hace tiempo sólo eran objeto de charla de bar: ¿Y si vivimos todos juntos?

Un jubilar (cohousing) no es una casa compartida

Finalizamos aclarando, para evitar confusiones, que el modelo que desde nuestra asociación principalmente fomentamos, el «jubilar» (senior cohousing), no es implica «compartir piso». Cada una de las unidades residenciales que conforman la cooperativa tiene carácter de vivienda de uso privativo, si bien existen zonas comunes, consideradas como extensión del hogar, y que favorecen la vida comunitaria. El cohousing aporta más opciones de privacidad o comunidad, a costa también de construir una comunidad más grande (15-30 viviendas).

y-si-vivimos-todos-juntosUn jubilar es este modelo autopromovido y autogestionado de cooperativa, mas es objetivo prioritario de la asociación Jubilares apoyar también iniciativas como las comentadas en este artículo, como entornos donde envejecer de forma autónoma e inclusiva. La vivienda compartida es una opción real, asequible y enriquecedora para vivir en compañía, con el soporte emocional que aporta resiliencia y autonomía personal, ayudando a desarrollar  y mantener nuestras múltiples capacidades.

Si conocéis algún proyecto o referencia más os agradeceríamos que lo añadiérais en los comentarios; así podemos completar esta pequeña guía. También animamos a comentar acerca de vuestra propia experiencia, si la tenéis en cualquiera de los casos.

Hospitalización en el hogar

El enfermero Pancho Malvar ausculta a un paciente hospitalizado en su casa, en Cabral.  www.farodevigo.es. Foto: Joel Martínez

El enfermero Pancho Malvar ausculta a un paciente hospitalizado en su casa, en Cabral. http://www.farodevigo.es. Foto: Joel Martínez

Hemos comentado aquí en otras ocasiones la posibilidad de enfrentarse a enfermedades como el Alzheimer en el propio hogar, con la asistencia domiciliaria adecuada; también sobre la opción cada vez más demandada de morir en casa… Hoy nos referimos a ese otro tipo de asistencia que va más allá de lo que clásicamente se ha entendido por «home care» (las visitas domiciliarias por enfermería no especializada o fisioterapeutas, ayuda familiar, asistencia en el transporte, ayuda doméstica o, incluso, programas de beneficencia).

Tal y como describe el Dr. Ramón Mª Marrades, durante las dos últimas décadas se ha producido un considerable desarrollo técnico (dispositivos intravenosos, nutrición parenteral, monitores, oxigenoterapia, nebulizadores, ventiladores) que permite al facultativo tratar en el domicilio procesos que, anteriormente, precisaban de un ingreso hospitalario. Además de este avance tecnológico, la sobrecarga asistencial, la creciente presión por parte de la gerencia hospitalaria para reducir las estancias y el número de ingresos de los pacientes y el sistema de pago que la administración tiene concertado con los hospitales, basados en los DRG (diagnosis-related groups), constituyen importantes razones adicionales para el desarrollo de nuevos dispositivos asistenciales.

La hospitalización domiciliaria (hospital at home) puede definirse como el tratamiento del paciente en su domicilio con la misma complejidad, intensidad y duración que en el hospital. Se basa en ofrecer un trato personalizado mediante el traslado de un médico y/o una enfermera especializada al domicilio del paciente donde, además, se puede disponer de distinto material médico. El hospital a domicilio pretende realizar dos funciones que son complementarias: por un lado, reducir o incluso sustituir la estancia hospitalaria cuando el paciente es trasladado tempranamente a su domicilio; por otro, prevenir nuevos ingresos al diagnosticar y tratar episodios directamente en el domicilio.

concentrador-con-mujer-usandoloComo leíamos hace unos días en el blog «Bajo la Lupa Azul», los inicios de este tipo de asistencia hospitalaria en el mundo se remontan al año 1947 en Estados Unidos, cuando el Dr. Ephraim Bluestone, en el Montefiore Hospital del Bronx de New York, pone en marcha la primera unidad de “Home Health Care”, como una extensión del propio hospital hacia el domicilio del paciente, con el objetivo de descongestionar las salas hospitalarias y brindar a los pacientes un ambiente más humano y favorable para su recuperación. En Canadá, en 1960, comenzaron a funcionar unidades de HD para pacientes dados de alta tempranamente tras una intervención quirúrgica y en 1987 algunos hospitales de Montreal empezaron a administrar antibióticos en domicilio vía parenteral. En Europa, en 1951 el Dr. Siguier establece la primera Unidad de “L’ hospitalisation à Domicile” francesa en el Hospital Tenon de París. En el Reino Unido comenzó en 1965 , en Alemania y Suecia durante la década de 1970 y en Italia a principios de la década de 1980.

La opción por la hosplogoitalización en el propio domicilio va en aumento también en nuestro país. En España se creó la primera en 1981 y en la actualidad existen más de 100. La Sociedad Española de Hospitalización a Domicilio (SEHAD) trabaja en la promoción de terapias, técnicas y cuidados de Hospitalización a Domicilio, en la investigación científica en esta materia y en la colaboración con las administraciones públicas en este campo.

No se trata tan solo de fórmulas de aligeramiento del servicio de urgencias, o de plantas como geriatría, con un coste diario muy alto de cama de hospital. Se trata sobre todo del deseo de muchas personas de continuar en el calor del hogar durante las etapas de convalecencia. Y de la comprensión del «paciente» como ante todo, «persona». En un jubilar esto es posible. El desarrollo médico y tecnológico lo permite. Y los profesionales confirman que también ello tiene valor terapéutico. Tal y como explica David Rudilla, psicólogo de la Unidad de Hospitalización Domicliaria (UHD) del Hospital General de Valencia:«El domicilio es un espacio único y personal que fomenta la intimidad y la preservación de la autonomía del paciente, y ellos expresan que esta opción es la mejor decisión de cara a continuar con sus tratamientos».

Ambiente «hogar»: zonas de paso

Vestíbulo de paso

Las zonas de paso son «de todos», pero en todo caso forman parte de una «casa»

Hemos hablado en otras ocasiones del modelo «hogar» referido a partes importantes de la casa / jubilar /residencia… para personas mayores. Y es que todos queremos sentirnos siempre en casa.

Se comprende fácilmente que nadie quiera habitar dormitorios que parezcan habitaciones de hospital, así que hace ya tiempo que las residencias añadieron colores, las melaminas se sustituyeron por chapados de madera y se redondearon las formas. Añadiendo algún que otro detalle decorativo, un cuadro, una silla tapizada… se logró un ambiente más amable, pero aún frío, quizá un poco… «hotelero», como sugieriendo estar de paso por allí.

En los últimos tiempos hemos comprendido que para lograr un verdadero ambiente «hogar» necesitamos tres ingredientes esenciales:

1.- Elementos domésticos, realmente pertenecientes al ambiente de una casa. Preguntémonos: ¿esa lámpara / silla / cortina la pondría yo en mi casa?

2.- Versatilidad que permita la máxima personalización. Una pared blanca libre de objetos, lejos de resultar fría tiene la posibilidad de llenarse de los objetos que siempre poblaron nuestras anteriores viviendas.

3.- Llevar el ambiente hogar a todas las partes del edificio. Si quiero vivir «en casa» (vivienda/residencia/jubilar…) para toda la vida, hasta el pasillo que comunica mi dormitorio y mi comedor he de sentirlo como mi casa. La continuidad es imprescindible, ya que si se quiebra, aparecerá una sensación de que «salgo de mi casa» antes de llegar a la dependencia común a la que voy, que por tanto ya no estará «en mi casa». Por eso los espacios de circulación, ya sean interiores o exteriores, deben mantener una calidez y ambiente hogareño, para que todo el conjunto nos acoja por igual.

En las zonas comunes evidentemente hay que llegar a un compromiso. El reto es lograr que sea la casa de todos, y no de nadie. Porque pasamos buena parte de nuestra vida escogiendo los objetos entre los que queremos vivir, creando espacios de confort, rincones donde refugiarnos o amplios espacios para recibir amistades… Nuestros recuerdos del hogar se asocian al tacto de una tela, el sonido de una puerta, la vista de un marco de fotos, el olor de la casa al entrar, incluso el gusto de la comida preferida. No se trata de mantenerlo todo, la vida siempre fue cambiante… pero cada vez que nos mudamos, llevamos con nosotros de alguna forma nuestro hogar, en forma de objetos. ¿Hay razón para renunciar a ello?

Un hogar, en nochebuena y siempre

Zambombada en Jerez de la Frontera. Una forma de regresar al hogarHoy uno de nuestros amigos de Jubilares nos llamaba la atención sobre un artículo del blog «El salto del Ángel», escrito por Ángel Gabilondo. «De una u otra manera buscamos un hogar. Necesitamos la cálida hospitalidad de sentirnos a la luz de la lumbre. Abrigamos la confianza de sabernos en casa

Hoy es nochebuena, la noche para regresar al hogar por antonomasia, y eso no significa necesariamente volver al estilo de los turrones el Almendro ni, como dice Gabilondo, volver sobre nuestros pasos. «Si a algo nos acerca retornar es a la posibilidad de ser de nuevo quienes estamos dispuestos a ser. Y tal sería un atisbo de hogar.»

«Abrir los horizontes y las perspectivas, no limitarnos a nuestros entornos, no enclaustrarnos en lo que ya somos, propiciar ámbitos que compartir, en los que convivir, hacen de la casa algo que no se reduce a ser un refugio.»

«De ahí que la celebración del retorno más bien haya de ser la convocatoria a otras modalidades de encuentro, que no siempre se agotan en las de una reunión. El restablecimiento o la generación de vínculos en ocasiones inauditos procuran no solo la casa como relación, sino la relación como hogar

El artículo completo, aquí.

Os deseamos en este día, y siempre, un feliz regreso al hogar: el de la interrelación y convivencia con los demás, el que supone construir y en palabras de Gabilodo, «ser de nuevo». ¿No es eso la «Navidad»?

Diseño para todos

Manilla diseño universalEl término Universal Design (“Diseño para Todos”) fue acuñado y definido por el arquitecto estadounidense Ronald L. Mace (1941-1998) y resultó ratificado y matizado en la Declaración de Estocolmo del año 2004 en la que se definió así su objetivo: “…hacer posible que todas las personas dispongan de igualdad de oportunidades para participar en cada aspecto de la sociedad…[para lo cual] el entorno construido, los objetos cotidianos, los servicios, la cultura y la información […] deben ser accesibles y útiles para todos los miembros de la sociedad y consecuente con la continua evolución de la diversidad humana”.

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Adaptado pero ¿esto es un hogar?

Los principios del diseño universal obligan a que el objeto de diseño se use de la misma forma para todas las personas, que sea flexible, simple e intuitivo, que exija poco esfuerzo físico… Un objetivo prioritario es una mayor autonomía de las personas, y la igualdad de todas ellas independientemente de sus capacidades.

Para las personas mayores esto es muy importante. Cada vez más objetos de nuestra vida diaria están diseñados sobre estos principios, pero hay mucho camino por recorrer. Dentro de la casa encontramos múltiples ejemplos. El pomo redondo de una puerta impide el uso a muchas personas mientras que una manilla alargada puede servir a todas. La mirilla de la puerta no tiene por qué estar situada a 1,50m. El mando a distancia no tiene por qué tener 70 botones nombrados con abreviaturas ininteligibles en letra pequeña…

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«Hogar» adaptado y adaptable

De la misma forma no es necesario disponer de diseños que parezcan propios de personas con alguna discapacidad de forma exclusiva. Recordemos el primer principio de los comentados anteriormente, éste incluye lo siguiente:

  • Que evite segregar o estigmatizar a cualquier usuario.
  • Que el diseño sea atractivo para todos los usuarios. 

Un baño adaptado y adaptable de una «vivienda para todos» y «para siempre» tiene que tener un diseño de «hogar» y no de «hospital». Además debe «proporcionar el espacio necesario para el uso de ayudas técnicas» (séptimo principio) convenientes en cada caso. Pocas personas quieren que su casa disponga de un baño tan aséptico como el de la foto superior. Las personas mayores no quieren un «baño para personas mayores», sino un baño para todos y para siempre.

Un poco de decoro… ¿es mucho pedir?

No es una broma de mal gusto, es la Clínica Alzheimer, de Frank Gehry

No es una broma de mal gusto, es la Clínica Alzheimer, de Frank Gehry

Vivimos una época, de la que parece que no hemos salido del todo, en la que la arquitectura olvidó el decoro. Vitrubio, allá por el siglo I a.C., definía ese decoro como «el aspecto correcto», «la perfecta adecuación del edificio». Y ejemplificaba diciendo que habían de emplearse columnas dóricas si un templo estaba destinado a Marte; o vestíbulos elegantes si el edificio es magnífico… Lo primero nos resulta lejano, pero lo segundo lo entiende cualquiera. Pues bien, ese decoro exige, por ejemplo, que un auditorio tenga un acceso de grandes dimensiones, o que la imagen de unos juzgados sea la propia de un uso público e institucional.

Desgraciadamente, ya sea por una buscada estética de la «tergiversación» o por mera ineptitud, hemos construido las últimas décadas juzgados que parecen oficinas, oficinas que parecen naves industriales,  viviendas que parecen oficinas, residencias de mayores que parecen hospitales.

Los arquitectos que fundamos la asociación Jubilares siempre hemos defendido una arquitectura decorosa, esto es: los edificios han de parecer lo que son. Y algo más: una arquitectura humana, para las personas que las viven. Ambas cosas significan que los hogares para las personas, sean de la edad que sean, son hogares y una mínima ley de decoro dice que han de parecer hogares. Esto es aplicable a los jubilares, pero también a las residencias de mayores, a los senior resorts, los apartamentos con servicios o los tutelados…

La foto de arriba muestra un edificio proyectado por Frank Gehry. No se trata de una broma de mal gusto, el edificio ya está construido y es una  clínica para personas con enfermedades degenerativas del cerebro, como Parkinson, Hurrington o Alzheimer. ¡Allí viven personas!

Las arquitecturas-manifiesto las sufren sus propios usuarios, como si no fueran los destinatarios de esos muros y espacios. El ejemplo es escandaloso, ciertamente exagerado, pero a nuestro alrededor existen múltiples ejemplos de edificios donde residen mayores en los que primando el carácter sanitario sobre el residencial, o donde por una pretendida «funcionalidad» tanto en el exterior como en el interior, se arruina la sensación de hogar. Creemos que se trata de un grave error de decoro.

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Conjunto de viviendas para mayores Fredensborg, del arquitecto Jörn Utzon

Los protagonistas de los edificios residenciales de mayores son las personas que los habitan. Cualquier habitación ha de ser cálida, acogedora, ha de permitir la personalización que tiene cualquier espacio propio que habitamos a lo largo de la vida. Las casas de mayores (repetimos, se incluye cualquier tipo de residencia de media-larga estancia) han de parecer un hogar, oler como un hogar, oirse como un hogar, saber como tu hogar (sí, saber, permitiendo comidas a tu gusto, por ejemplo)… Hoy sabemos que esa sensación de bienestar que da saberse en tu propia «casa» es fundamental en la salud del que vive allí. Y esto comienza en el exterior.

Un poco de decoro… ¿es mucho pedir?