Etiquetado: Dinamarca

Del primer cohousing en Dinamarca a la lucha contra el aislamiento social en Massachussets (Ejemplos Internacionales XVI)

El reportaje de PBS NewsHour que hemos subtitulado al español nos muestra el ambiente de Saettedammen, el primer Cohousing de Dinamarca, de principios de los 70, y Rocky Hill, un Cohousing en Massachussets, inaugurado en 2006.

Ambas comunidades están conformadas por personas de todas las edades, que viven en 27 y 28 unidades residenciales, respectivamente. Comparten un modelo de tenencia similar y muchos valores y objetivos comunes, como la solidaridad intergeneracional, la búsqueda de autonomía personal, la necesidad de empatía para llegar a acuerdos con los demás, el mutualismo comuntario, el apoyo social en la vida cotidiana (como una «familia extensa»), una forma de «envejecer en casa» y prevenir el aislamiento social y la soledad no deseada…

Mira el vídeo «El Cohousing previene la soledad no deseada» (Duración: 8’44»):

Saettedammen

«En 1967, Bodil Graae escribió una crónica en Politiken con el nombre «Los niños deben tener cien padres». Aquí, alentó a las personas que podrían estar interesadas en formar una comunidad en el hogar a comunicarse con ella, como muchos lo hicieron. «

8176996_orig

Comunidad Saettedammen, primer cohousing en Dinamarca

En 1972, 70 personas se convirtieron en la primera comunidad de residencia de Dinamarca, sí, la primera del mundo. Cuentan con una gran área común y una casa común, donde organizan fiestas, comen juntas.

Se organizan en dos entidades sin ánimo de lucro: la de propietarias y una de carácter público.

Sætedammen se encuentra en Ny Hammersholt, a 3 km de Hillerød ya 5 km de Allerød. Aquí se puede descargar el libro que editaron para el 25º aniversario (en danés).

Comida común cohousing

Comida común en el cohousing Saettedammen, Dinamarca

Rocky Hill

Qué mejor para descubrir qué es el cohousing que leer los compromisos de esta comunidad de Rocking Hill:

  • Apoyar y cuidar a cada miembro de la comunidad, desde niños a mayores, y tratándonos con amabilidad, compasión y respeto.
  • Acoger a personas de diversas identidades, como raza, etnia, espiritualidad, edad, capacidad, orientación sexual, identidad de género, composición familiar y estatus socioeconómico.
  • Construir relaciones y conexiones a través de interacciones diarias, comidas comunitarias, actividades, celebraciones, rituales, trabajo y ayuda mutua.
  • Criar hijos juntos en comunidad.
  • Un proceso de toma de decisiones que genera consenso al solicitar y valorar las opiniones de todos, asegurar que todos sean escuchados y que se traduzcan en decisiones que todos puedan aceptar vivir.
  • Resolver conflictos a través de una comunicación honesta, directa y respetuosa.
  • Prestar atención, tiempo y trabajo a nosotros mismos, a nuestras familias y hogares, a nuestra comunidad en Rocky Hill, a la comunidad en general y al mundo.
  • Mejorar nuestra administración colectiva e individual de la tierra y minimizando nuestro impacto en el planeta.
  • Crear y mantener un ambiente emocional y físico que fomente y apoye la preocupación y el bienestar mutuos.

Más vídeos en nuestro canal de Youtube Jubilares.

Ejemplo internacional (X) en Dinamarca: Lyngvang

Hace unos días ilustrábamos la alternativa a la institucionalización de las personas mayores con una fotografía de una reunión de amigos alrededor de una barbacoa. Hoy viajamos a Dinamarca a conocer dónde viven esas personas:

A 13 km de Copenhague, conectada con ella por tren, se encuentra Kongens Lyngby, una ciudad de 10.000 habitantes donde muchos daneses tienen su segunda residencia. Allí hace pocos años se construyó el «Lyngvang Seniorbofællesskab» (diríamos en inglés «Lyngvang senior cohousing»): una comunidad con sentido, realizada como cooperativa en régimen de cesión de uso, modelo ya clásico danés para una vida independiente  en la ¿tercera? edad.

LyngvangSus promotores han decidido como primera norma para unirse a su grupo tener más de 50 años. ¿Una condición excluyente? Ya lo hemos comentado en otras ocasiones, si el número de viviendas no es muy grande esto no tiene por qué convertirse en «gueto» (la experiencia internacional aconseja una horquilla entre 15 y 30 viviendas). Con estos modelos no se pretende la «integración» de las personas mayores en la sociedad, sino una verdadera «inclusión». Y la elección de compañeros de la misma edad (en todo caso «más de 50» da muchas edades posibles…) es respetable, puesto que el objetivo es crear entornos donde las personas se encuentren a gusto con quien ellas decidan. También se pretende garantizar la continuidad de la actividad que desean desarrollar allí como comunidad. Eso sí, la opción ha de ir acompañada con una buena elección del lugar, que permita la interrelación con un entorno social más amplio. Y este es el caso.

Visto desde el aire, el complejo de 20 viviendas tiene una estructura que explica muy bien el modelo arquitectónico de «senior cohousing». Ya hemos visto que pueden construirse como bloques de viviendas, rehabilitando espacios, en manzanas cerradas, con jardín más o menos amplio… En este caso la arquitectura explica bien la relación de los apartamentos (mundo privado) con la casa común (espacio de encuentro y relación con otros). Los espacios de estancia privativos «miran» hacia las zonas comunes. Si es posible, esta situación es importante porque anima a la vida comunitaria, clave en el proceso de envejecimiento. En todo caso, la decisión de «participar u organizar eventos [comunitarios] vendrá de la propia decisión o aptitud personal».

Suele ser también habitual disponer de un espacio exterior propio de uso privado. La distribución más frecuente sitúa la entrada a cada vivienda desde el jardín común, a través del comedor-cocina, para avanzar en privacidad hacia los dormitorios y situar el espacio exterior privado al fondo, con la máxima intimidad. En este caso encontramos variantes: el bloque de 12 viviendas sitúa el espacio exterior privado hacia el jardín interior, y tanto a él como a las restantes viviendas se accede desde el exterior.

La zona común es sencilla: un gran salón multiusos (47m2) , un espacio de almacenaje, dos habitaciones de invitados, una cocina común y servicios. Una vez al mes se reúnen para hacer una comida comunal. Y es frecuente que por las noches organicen conciertos, conferencias, etc.

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

El diseño es totalmente adaptado a personas con discapacidad. La gestión del complejo la ha realizado la Fundación OK.