Etiquetado: medio físico

Espacio, lugar y envejecimiento

construyendo el espacio para envejecer

Persona mayor haciendo, por ella misma, del espacio… un lugar

Una de las definiciones comúnmente aceptadas del envejecimiento es aquella que lo define en relación a unos «cambios irreversibles e intrínsecos a todos los miembros de una misma especie, de manera que, con el paso del tiempo, se vuelven cada vez menos capaces de afrontar las exigencias del ambiente…» (Handler, 1960)

La citada concepción del envejecimiento como paulatina inadaptación al medio nos resulta sugerente, puesto que desde el mundo de la geriatría y la gerontología se ha trabajado tradicionalmente más en los procesos de cambio que sufre el individuo, y no tanto en la adaptación del medio de forma que se reduzcan o eliminen esas «exigencias del ambiente».

El trabajo de nuestra asociación se centra precisamente en la transformación del entorno físico y social en que envejecemos. Hoy recopilamos algunas vías para facilitar que las personas sigan conservando su «capacidad» de vivir los cambios que forman parte de la vida, en este caso adaptando el medio a sus necesidades:

1.- No es necesario insistir en que entornos accesibles (a personas con discapacidad) exigen menos esfuerzos a todas las personas, no solo las de ciertas edades o con diversidad funcional. El diseño universal es un éxito para todo tipo de personas, un logro social.

Al tiempo, no debemos olvidar que la accesibilidad no se puede oponer a la amabilidad y confort a otros niveles: las viviendas para mayores no son (ni deben parecer) hospitales. La ciudad tampoco es un mero conjunto de vías de circulación. La realidad del medio físico es más compleja y rica y ante todo ha de perseguir la sensación de bienestar de las personas.

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Terraza privada en un cohousing de EEUU

2.- El espacio doméstico ha de «conjugar una gran intimidad, que es imprescindible, con la necesidad imperiosa de no estar ni sentirse aislados« (Teresa San Román, «Espacio y Ancianidad»). Hemos hablado a menudo de ese equilibrio. Este aspecto es clave en el diseño de espacios residenciales específicos para personas mayores (a menudo falta intimidad, y en otros casos surgen graves sentimientos de soledad), pero también para repensar la propia vivienda privada (por ejemplo, un necesario cambio de bañera por ducha no es garantía de entorno adecuado para el envejecimiento, pues habrá que abordar el necesario soporte debido a las relaciones sociales, tantas veces olvidado…).

3.- El espacio para bien envejecer es espacio de participación.

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Manifestación de personas mayores en la Puerta del Sol. Octubre 2014

El paradigma de «envejecimiento activo» tiene en la participación uno de sus grandes pilares. Se trata, como decía ayer Ignacio Arnaiz,  de pasar de «hacer para» a «hacer con» las personas mayores. Significa favorecer la expresión de las necesidades y deseos de las personas implicadas, la autogestión, la implicación en los asuntos que a las propias personas les concierne. En las residencias de mayores se puede contar con la aportación de ideas, dar responsabilidad en las actividades… En la vida política necesitamos la experiencia y participación de las personas de edad. Con proyectos como el de Ciudades Amigables podemos trabajar personalmente en la mejora del espacio compartido con los demás. Los modelos de cohousing (o los jubilares) se basan principalmente en la autopromoción y el diseño participativo; de esta forma vivir en un jubilar no es más que continuar un proceso de trabajo colaborativo donde el protagonista, desde el principio, eres tú mismo.

4.- El espacio para envejecer es compartido: las personas no estamos solas. Nuestro desarrollo pasa por la autonomía individual, la adaptación social y el compromiso social. Hace décadas la sociedad reclamaba un necesario espacio de privacidad donde la persona había de desarrollarse: así Virgina Woolf, en «Una habitación propia» lo reclamaba por ejemplo para la mujer; al contrario, hoy Soledad Murillo («El mito de la vida privada») exige para la mujer un espacio para la vida pública, impresdindible para vivir plenamente su intimidad. Lo mismo ocurre para cualquier edad o sexo. Así, el espacio urbano ha de favorecer el asociacionismo, espacio donde se crea red social, donde se conjuga lo individual y lo colectivo, donde se pueden desarrollar capacidades en proyectos de utilidad personal y comunitaria.

mudanzas5.- Podemos cambiar de espacio a medida que experimentamos cambios en la vida. Eso no necesariamente ha de suponer una merma en nuestra identidad personal o social. «No es la primera vez que nos cambiamos de espacio, sino que ha sido una constante a lo largo de nuestra vida», nos recuerda la antropóloga Teresa del Valle en el libro Nuevas_miradas_sobre_el_envejecimiento. La movilidad seguramente ha estado siempre presente en nuestro desarrollo vital. Habremos de reflexionar «qué representaron: facilidades, dificultades, ascenso económico, apertura a nuevas amistades u añoranza de las que se dejaron, descubrimientos externos, oportunidades de nuevas redes, conocimientos o lo contrario».

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Las ciudades también son el recuerdo de ellas

6.-Convertir el «espacio» en «lugar», nos dice la misma autora, es personalizar el espacio, vivirlo para que se produzca la identidad y la memoria.

Esto nos parece muy importante: la casa, la ciudad, la residencia, el jubilar… ha de permitir el desarrollo de la memoria de quien lo habita. El espacio se ha de diseñar con la conciencia de las necesidades y deseos de la persona que lo viven. Lo recordamos cada vez que hablamos de «atención centrada en la persona«, pero no es necesario ligarlo solo al espacio asistencial; cualquier espacio vivido ha de permitir la personalización, la memoria, la identidad. El pasado en las personas mayores cobra especial importancia, y es en los recuerdos donde a menudo se encuentra cierta «seguridad». Por ello el espacio doméstico, el del barrio, la ciudad… han de servir a los derechos y necesidades de sus usuarios, deben tener la capacidad de evocación y de transformación para adaptarlos a cada uno de sus moradores. Sistemas adaptados a las personas, y no al revés. ¿Lo comprenderemos al fin arquitectos y urbanistas, profesionales sociosanitarios, regidores públicos, dirección de centros residenciales…?

Reducir o eliminar las exigencias del medio en que nos movemos, volviendo a la definición inicial, servirá en definitiva para empoderar a las personas, retrasando ese envejecimiento que bloquea personal y socialmente. Nos hacemos viejos, sí, la población cada vez tendrá más años… El «logro» de la longevidad no puede ser el problema, simplemente habrá que transformar el medio. Así entonces, ¿por qué no ser optimistas?

 

 

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La playa urbana como espacio de inclusión

P. Villarrubia. Acuarela. Familia en la Playa de las CanterasTras unos días de descanso estival cotinuamos la actividad de este blog. Comenzamos, porque aún conservamos un poquito de su sabor salado, con uno de esos ejemplos urbanos que sirven de estímulo para el ciudadano, pero también para el diseñador de espacios: la playa urbana.

El clima de Las Palmas de Gran Canaria es, desde luego, favorecedor de una buena actitud de vida para el envejecimiento activo. Allí las personas mayores visten de colores vivos. Y así como hay trajes de luto que sirven a la tristeza y la compasión, los trajes de colores contagian alegría y sirven a la feliz relación entre las personas. Medios físicos con efectos psicológicos y sociológicos. Las blusas de colores piden salir a la calle… Y los bañadores, a la playa.

La playa de las Canteras, situada en el barrio de Guanarteme de Las Palmas de G. C. es uno de los mejores espacios urbanos que conocemos. Un lugar en el que las personas juegan con la arena y con el balón; se hace deporte nadando, surfeando, buceando, corriendo o simplemente paseando sus más de 3km; es punto de encuentro a la salida del trabajo/colegio; el baño de sol y el de agua son empleados como remedio terapéutico; se lee, se pinta, se hace música, se escribe, se realizan exhibiciones artísticas, se charla con los amigos, se exhiben sus cuerpos…

Un abuelo jugando con su nieto¿Han puesto edad, sexo o posición social a las personas que realizan estas actividades? La realidad es que hay señoras mayores haciendo top-less,  y al director de la sucursal de tu banco  quizá lo has visto menos veces con corbata que en traje de baño.

Lo mejor de la «playa urbana», a diferencia de la destinada exclusivamente al turismo, es que todas estas son actividades cotidianas. Un par de circunstancias físicas sirven para crear una actitud: la gran extensión de arena y un bikini son los ingredientes para que la abuela se lance al suelo a jugar con su nieto, cosa que en el arenero del parque no haría. Eso sí es envejecimiento activo.

Así describen musicalmente Darío Sosa y la EcoFolk un día cualquiera en Las Canteras y su barrio Guanarteme:

No hay lugar en el que se realicen tantas actividades por metro cuadrado, No hay lugar en que la inclusión de las personas de todo tipo sea tan completa. No hay espacio público más rico.

Belén CanterasDe acuerdo a nuestra insana constumbre de «zonificar» hasta donde ya no es siquiera necesario, en los nuevos parques de las ciudades se están diseñando «espacios para viejos» al igual que se delimitan las «áreas infantiles» con vallas de colores. Las zonas verdes se vienen diseñando, como por imposición legal, como los «restos» de los nuevos trazados urbanos, en los límites de los sectores, o en las zonas de topografía compleja. En la mayor parte de las ciudades y pueblos españoles no podemos recrear un espacio tan rico como este de Las Canteras, pero sí podemos aprender de las múltiples lecciones que nos muestra y planificar con sentido espacios públicos de calidad.

Creemos que los medios físicos sugieren acciones, crean actitudes. Así, la arquitectura y el urbanismo no han de ser el resultado, sino el medio que sirva para el desarrollo de una ciudadanía que salga de sus casas para poblar las calles, que se interrelacione de forma inclusiva y solidaria.

Espacios que sirvan para muchas cosas. Espacios que puedan ser utilizados por todos. Esas son las claves para lograrlo.