A propósito de la película “EL CUARTETO”

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Cartel de la versión original: Quartet

En los últimos años estamos asistiendo al nacimiento de un nuevo subgénero dentro de las comedias “dramáticas”, el de las películas sobre “mayores”. Para una sociedad que idolatra la juventud e ignora la vejez resulta una novedad ver propuestas que, desde el entretenimiento, nos muestren las situaciones a las que nos enfrentamos en el último tramo de la vida. Siempre en tono amable, se nos introduce en los problemas más específicos de esta etapa: la soledad, la enfermedad, el cambio de entorno, los problemas económicos,… Aunque parece que estén destinadas a este segmento de edad, por su factura y hechuras buscan atraer a todo tipo de público (algo parecido a lo que hace unas décadas el cine hizo con la adolescencia). “¿Y si vivimos todos juntos?”, “El exótico Hotel Marigold” y “El cuarteto” ilustran perfectamente esta nueva categoría.

El cuarteto” (Quartet), estrenada recientemente, narra lo que sucede en una residencia para músicos retirados de Inglaterra durante la preparación de la gala anual que realizan para la recaudación de los fondos necesarios para su mantenimiento. La llegada de una nueva y afamada inquilina revolucionará los planes y trastocará ciertas relaciones de esta comunidad. El divismo, las rivalidades, la añoranza de la juventud colorean una trama cómica (con algún toque agrio) en la que los personajes se ven envueltos hasta su desenlace final. La residencia se ubica en una finca con mansión (donada a su fin por un rico director musical muerto sin descendencia) magnífico escenario para el desarrollo de la ficción.

Independientemente de sus valores cinematográficos nos interesa comentarla aquí porque ilustra perfectamente el tipo y categoría de actividades a promover y que deben coexistir en la rutina de nuestros jubilares.

–          Actividades principales destinadas al mantenimiento del conjunto. En la película la Gala anual es un método de recaudación con el que pagar los gastos de mantenimiento, una actividad a cambio de un servicio. Son músicos y prefieren practicar y actuar a cambio de dinero con el que sufragar los gastos (como en la vida activa de cualquier persona). Otra opción sería desempeñar personalmente esas funciones de mantenimiento: jardinería, limpieza, arreglos,…. Y, por supuesto, la combinación de ambas. Lo importante es llevar a cabo las posibles (en la medida de nuestras fuerzas físicas y de acuerdo con mis vecinos) fomentando la convivencia (reforzando vínculos emocionales) y reduciendo gastos.

–          Actividades de integración con el entorno social próximo. En la película las lecciones que uno de los personajes imparte periódicamente a un grupo de adolescentes de algún centro próximo (se supone). Debemos convertir nuestro jubilar en parte activa del barrio y, aprovechando nuestra experiencia, ofrecernos para ayudar y/o compartir experiencias. Este tipo de prácticas puede propiciar nuevas relaciones integeneracionales generalmente valoradas como muy gratificantes.

–          Actividades con mi entorno afectivo. En la película se observa cómo nietos reciben clases de música de sus abuelos y cómo el resto de la comunidad en principio tolera para luego colaborar y aplaudir los progresos. Podemos y debemos estar y apoyar a los nuestros, y si no los tenemos, “adoptar” los de los vecinos.

–          Actividades lúdicas. En la película algunos residentes reciben clases de “bailes latinos”, otros juegan al croquet,… actividades lúdicas en grupo que favorezcan la convivencia, la integración y refuercen los vínculos emocionales.

«El Cuarteto» es un ejemplo representativo del buen cine británico actual: sencillo de planteamiento y con sólidas interpretaciones. Y en este caso en particular destila amor a los personajes, a la música clásica, a la vejez y a la vida.

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